
El Ávila Street Museum vuelve con una obra de arte escultórico que se nos había escapado, ¡y es un Chirimbolo Morroñoso sobre un Bonito Hito de GranitoTM Abulense! Nos congratulamos. Se trata del recordatorio-homenaje al sacerdote D. Jesús Bustos* (al que tuve el placer de conocer, pues fue mi profe de religión en el cole**), y está situado (no tan) al lado de la que fue su parroquia, la del Inmaculado Corazón de María (ICM para los locales). La pieza, como digo, representa lo que podría ser una estola (o un chaleco-sotana, no sé), sobre un pedestal con placa dedicatoria.
Continuando con el tema de la ubicación, al principio me costó dar con ella. Nuestro lector y crítico holístico Willy me había indicado la presencia de la escultura; pero yo me puse a recorrer visualmente el perímetro exterior de la iglesia y no la encontraba. Y es que resulta que la dedicatoria está al otro lado de la calle***, pues incluye un ENG (Espacio No Googleano), denominado “Paseo D. Jesús Jiménez Bustos” (técnicamente, eso verde que hay detrás). Que así parece que le han dedicado una calle, pero no; son lugares adimensionales, como los paseos del Padre Liquete o de Rodríguez Almeida. No aparecen en el Google Maps ni en ningún callejero de la ciudad, pero haberlos, haylos.
Como datos adicionales del personaje, al que perdí la pista al salir del cole, D. Jesús fumaba como una colacha, incluso en clase, por lo que tenía la voz ronca y las canciones de misa le salían como el «I was born under a Wandering Star» de Lee Marvin. Otra curiosidad es que D. Jesús jugaba al fútbol de cine, alguna vez se animó a dar algunas patadas con nosotros en el recreo; y supongo que es la causa de que la parroquia tenga un campo de fútbol sala, en el que alguna vez fuimos a jugar. En 2008 recibió el Premio a los Valores Humanos del Ayuntamiento de Ávila por su labor a favor de las personas sin techo y con problemas de subsistencia. Un buen hombre, por lo que sé.
La del ICM es una iglesia (ya no tan) nueva, construida en un barrio de viviendas sociales y militares del franquismo, pero que conserva en su portada algunos arcos románicos de la extinta Iglesia de Santo Domingo, ya citada en este blóghj, derribada a finales de los 40’ para instalar el picadero de la Academia Militar de Intendencia. Por último, el autor de la obra es David López Martín, y fue dedicada por una cofradía de la que fue promotor, la Hermandad de la Estrella.
Bola extra: El teléfono de la parroquia sólo se diferenciaba en un número con el de mis padres, y de vez en cuando nos llamaban por error. Y como mi hermano mayor se llama Jesús, si preguntaban por ese nombre se ponía él. En una de éstas, una feligresa comenzó con el preceptivo “avemaríapurísima, padre, que me quiero confesar”, pero él, sorprendido, le advirtió de su error de inmediato; lamentándose luego de no haber tenido más reflejos para ponerse a escuchar los pecados y otorgar la absolución, con la preceptiva y -seguramente inmerecida- penitencia.
(*) Al parecer. D. Jesús era “Jiménez Bustos”, pero casi todos le llamábamos D. Jesús Bustos.
(**) Algún curso nos dio religión otro cura, del que no tengo tan buen recuerdo, y hasta aquí puedo leer.
(***) La obra se encuentra en realidad en la esquina de la C. Hornos Caleros (anteriormente, 18 de Julio) con la C. Héroes del Alcázar (sus recuerdo los orígenes del barrio, casi todas las calles tienen nombres alusivos al Glorioso Calzamiento).