
En Ávila, a pesar de las apariencias, somos modernos para según qué cosas; por eso tenemos todo un edificio (singular y abulense, claro) dedicado al juego de moda entre chiquillos y adultos disfuncionales: Minecraft. Se ubica en la Calle Vallespín, justo enfrente del Palacio de Polentinos (A.K.A. Demia). Los jugadores pueden desplazarse por él, superar pruebas legales e incluso contraer matrimonio entre ellos, como en el SIMS. Al ser un juego tipo sandbox, no hay un objetivo predefinido.

Para los que no conozcáis Minecraft, es un juego que combina la construcción y la exploración prospectiva (lo del juez Peinado), aunque su característica «marca de la casa» es el uso de bloques cúbicos* de distintos materiales, que le dan a todo ese aspecto típico de «Exin Castillos» (Lego, para los mu jóvenes). El usuario puede elegir entre distintas estrategias de juego, respetando las reglas y modalidades de cada mundo (supervivencia, aventura, social, contencioso, penal…).
El edificio siempre tiene trajín y a veces hay periodistas a la puerta y todo; por algo Minecraft es el vidriojuego más vendido de la historia. Últimamente, se quejan de que los servidores están colapsados y se han solicitado éstas y otras mejoras.
(*) Todo es cúbico, no sólo las construcciones, también los seres vivos y las personas.
