El frontón, pelota mano o pelota vasca, es un deporte que consiste en darle bofetadas a una bola contra un paredón (originalmente, la fachada de la iglesia del pueblo contraria a la puerta), y así sucesivamente, para tratar de evitar que el rival (o pareja rival) pueda hacer lo mismo antes de que la pelota dé dos botes. En su modalidad oficial, existe una pared en el lado izquierdo (es un deporte zurdófilo*), otra en el fondo, y hay pintadas líneas que delimitan cosas del campo. Comenzamos con él una lista de deportes consistentes en atizar a pelotitas de pequeñas dimensiones con manifiesta mala fe. Y, como hay muchos, incluiremos aquí en este mismo post otras variedades de frontón.

El frontón es un deporte que, desde esta bitácora, desaconsejamos. A ver, es que es un deporte que supone un retroceso en la evolución humana. Si nuestra especie se caracterizó por el uso de las manos para hacer cositas, y utilizar instrumentos que era necesario inventar, el frontón te devuelve las manos al estado de «zarpa». El frontón es de los pocos deportes (junto con el boxeo, etc) en el que la violencia propia del juego ya es suficientemente dañina, no es que hablemos de un riesgo X de sufrir accidentes o lesiones; es que tener las manos destrozadas es lo habitual.

A ver, yo he jugado al frontón con una pelota DE TENIS, y todavía te enrojece y antestesia las manos. Pero la pelota de frontón es mucho más dura y pesada. Como ejemplo, os diré que mi padre tuvo que dejar de jugar al que era su deporte favorito cuando empezó a trabajar en una oficina, porque no era capaz de pulsar las teclas de la máquina de escribir de una en una, con el muestrario pollas los dedos hinchados de jugar. De chavales, se hacían las pelotas con un cacho de madera redondeada, forrada de piel de gato (el resto del gato también lo aprovechaban, para el cocido). Con eso creo que digo todo.

Por su dureza, este deporte, antes muy practicado en los pueblos de Castilla, fue dejándose de jugar, salvo por cuatro forofos tradicionalistas (euskaldunes o no). También por eso se inventaron sucedáneos que permiten mantener el uso de los dedos para poder acariciar cosas, golpeando la pelota con diversos artefactos (palas, cesta punta, remonta, etc). En estas variantes, el riesgo principal pasa a ser el de SER IMPACTADO por la bola; de hecho se juega con casco, pero si te dan en la chepa te dejan baldao. Enzerio.

La modalidad más light es el frontenis, que dicho así parece que fuera un deporte moñas, pero no; es duro de narices, lo que pasa es que comparado con las otras formas de tortura descritas es casi una bendición para cuerpo y alma. Ojo: jugar al frontenis sigue siendo peligroso, dado que la táctica habitual consiste en ‘atizar a la pelota como si quisieras ponerla en órbita geoestacionaria’, son típicas las lesiones en la zona de la clavícula (o por esnafrarte con alguna de las paredes o contra un rival, cuando corres para devolver el golpe).

Me dejo, apóstata, una variante mucho más moderna del frontón que trataremos la próxima semana.

Por todo esto y más, aquí queda nuestra recomendación.

(*) La táctica más usada en el frontón es tratar de que pelota vaya lo más cerca posible de la pared de la izquierda, para que al otros le cueste darla, y tenga que arriesgar rozarla con la mano (o la pala, raqueta o chisme que sea). En esto los zurdos llevan ventaja.

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