Estimados todos: En el hispano día de hoy llega ante ustedes la octava maravilla del mundo, el sancta sanctórum, el sursum corda, el in dubio pro reo… y así seguiríamos hasta el fin de los tiempos, cuando el universo se disperse a su máxima entropía con todas las estrellas apagadas por falta de mantenimiento. He aquí (redoble de tambores) El nuevo ¡¡¡ CARRIIIIIIL BICI !!! La sublimación del Ávila Street Museum.
Europa entera nos debería estar agradecida a los abulenses y avileñas, pues sin duda este carril bici va a eliminar casi todo el CO2 de la atmósfera, va a regenerar la capa de ozono y Greta Thunberg tendrá que apuntarse a masterchef pa tener algo que hacer. Tendrían que volver a rodar El Mago de Oz cambiando el camino de baldosas amarillas por nuestro carril bici, fijársus lo que os digo.
A ver, que me vengo arriba y no termino de explicar este monumento. Los que no conozcáis nuestra ciudad estaréis pensando que exagero, que vaya chorrada, que hasta en mi pueblo hay un carril bici o una vía verde o un sendero luminoso. Pero no es como el nuestro, no. El carril bici de Ávila es algo digno de ver, aunque no vayan por él las bicis. Bueno, es que no van. Ni puta falta que hace. NO ESTA HECHO PARA MANCILLARLO CON VUESTRAS MONTAINBÁIS DEL DÉCALON, COÑOYA.
El carril bici sorprende a los peatones, putea a los conductores, y no es útil si vas en bici (puedes chocar con alguno de los dos colectivos anteriores o incluso esnafrarte en soledad). Su trazado no responde a ninguna lógica; en su mayoría discurre paralelo a una avenida con cuatro carriles y vías de servicio por la que normalmente convivían sin dificultad vehículos de dos, cuatro y más ruedas*. Lo que se ha hecho es como una yinkana o un escaperrún conceptuales. ESTO SÍ QUE ES ARTE URBANO Y NO LA MIERDA DE LOS GRAFITIS.
Si the Ghost of Chusmas Yet To Come pudiera venir a visitarnos, nos diría, como a Mr. Scrooge, que hemos sido unos ingratos criticando e infrautilizando esta marabiya que discurre por nuestras calles, zigzagueando, ora por las aceras, ora por la calzada. A veces tiene base propia y está asfaltado en rojo, pero otras va indicado con un simple brochazo sobre el material preexistente, impresionista e impresionante a la vez. En ocasiones va delimitado con chirimbolos a los lados; y hay sitios en los aparece y desaparece como un Guadiana ciclable. También parece que ha fastidiando la salida de sus aparcamientos a unos vecinos, la gente protesta por cualquier cosa. A tiempo estamos de enmendar.
Mi humilde contribución a este portento (aparte de las fotos, al final) no puede ser otra que dedicarle un soneto (son gratis, si alguien quiere que le perpetre otro, y bien se ve que no uso IA):
No tendremos subsedes de museos
pero sí carril verde sostenible.
Llegó Chus, la concordia fue posible:
“pago yo, con los fondos europeos”.
Para hacer realidad estos deseos
concibió un laberinto inconcebible
que atraviesa, tozudo e impasible
por aceras, rotondas y paseos.
Desde San Nicolás a Las Hervencias
critican el carril y su trazado
políticos de todas las tendencias.
Mejor que hubieran antes preguntado
al gremio del pedal sus preferencias:
ningún ciclista ves pasar montado.
(*) Excepto a mi hermano, que un coche le atropelló en la prolongación de esa calle, yendo él con la bici, siendo los dos únicos vehículos que en esos momentos circulaban por allí; y sin dar positivo por alcohol ninguno de los implicados (bueno, mi hermano tenía el hematocrito por encima de 50, dice que por causas naturales).
Vamos con la documentación gráfica, hoy al final.
No sé si seré yo o qué será. Lo he cogido (el carril bici) en dos ocasiones y siempre lo pierdo. Necesito un plano ya y meterlo en Wikiloc. ¿O ya está?