Ávila es un paraíso natural para muchas especias migratorias: cigüeñas, vencejos (estos pobres, cada vez menos) y otros animalillos nos visitan regularmente, atraídos por la buena gestión de Ayuntamiento y Diputación. Si los apodiformes son habituales en verano, como dice la poesía, una de las familias de especies cuya presencia es habitual en invierno es el guante, que suele dejarse ver por nuestra ciudad, normalmente en solitario (aunque a veces en algunos parques puedes ver grupos de tres o cuatro), dispersos sobre los bancos y otros elementos de mobiliario urbano, donde suelen nidificar.
El guante es un depredador oportunista, que al principio del día suele verse por el suelo, pero rápidamente se sube a algún lugar desde donde tenga mejor campo de visión. Es individualista, normalmente no lo verás con una pareja idéntica. Como hemos dicho, prefiere el tiempo frío, aunque en veranos ocasionalmente puedes ver también la variedad «patuco», capaz de saltar con desparpajo para eludir la presencia humana.
Normalmente son de las variedades lanares, sobre todo la infantil, aunque con la pandemia proliferaron también los guantes de latex; y ahora con tanta obra están empezando a dejarse ver, alrededor de las zanjas y otros ecosistemas, guantes de trabajo amarillos y otras subespecies de piel dura. Alrededor de los supermercados prolifera una especie invasora y dañina, guantillus fruterus, que acostumbran a formar manadas dentro de los carritos de la compra.