El Ayuntamiento de Ávila, siempre pensando en la infancia, colocó en esta rotonda (que es triangular, by the way) un bello símbolo de uno de nuestros cuentos favoritos: Los Tres Cerditos. Realizada en ladrillo visto, se ubica en la bajada de Santo Tomás (anteriormente, «Bajada del Alférez Provisional, Cadáver Efectivo»), en su confluencia con la C/ Dr. Jesús Galán.
El monumento representa la casa del cerdito listo y trabajador, que la hizo de ladrillos. Las casas de los otros cerditos no están, siguiendo la literalidad del cuento; porque los cerditos vagos, queridos niños, que las hicieron de paja o de palitos, vieron cómo el lobo soplaba y soplaba y sus casas derribaba. Así que la obra representa el final del cuento, con su dura moraleja: «la meritocracia crea una sociedad más justa, donde los logros personales se obtienen en función de los esfuerzos y las capacidades individuales».
El cerdito que vive dentro sigue lanzando proclamas por el ventanuco: «alquilar es tirar el dinero», «la vivienda nunca baja»o «menos samba y más trabajar», aunque el ruido del tráfico no siempre permite oírlas.
Yo pensaba que se ahí escondía el senior arcalde para adelgasar
Se lo acabo de enseñar a mi señor padre, gran momento de risas familiares. Es genial.