
El Colegio de Huérfanos de la Web de Renfe es un testigo de lo peligrosa que es esa profesión, pues varias ciudades tenían uno; los errores 404 son así de graves. Con paredes de granito y techo de pizarra, en un cerro enfrente de Ávila, recuerda un poco al Monasterio de El Escorial. La línea de la fachada va haciendo una curva que lo hace parecer más imponente, al jugar con la perspectiva. Fue inaugurado en 1956 por Carmen Polo*, y todavía alberga cosas educativas.
Los huérfanos, de 8 a 18 años, estudiaban y vivían en el colegio, bastante aislados del resto de la ciudad (como se ve en la foto, está lejos de tó). Aunque tuvieran tiempo libre, los chavales lo tendrían mal para ir a pasear por el centro o intentar ligar con alguna moza (el colegio era estrictamente masculino, ese “huérfanos” no es inclusivo); en cuanto se iniciase algún escarceo ya tendrían que volverse si querían llegar a la hora de cenar.
La prensa de la época afirmaba que se eligió nuestra ciudad «por lo adecuado del clima»; para mí que eso fue el equivalente franquista a los gulags siberianos, para controlar un colectivo como el de los ferroviarios** aunque fuese en fase larvaria. Durante el curso, eso parecería una historia de Dickens; pero en invierno estarían como Jack Nicholson en el hotel de “El resplandor”. Peor, ni siquiera estaban las gemelas esas. A los de la Escuela de Policía*** también les han puesto el cole lejos, pero al menos tienen un Carrefúl cerca, y hay buses.
Está rodeado de varias hectáreas de jardines con espacios deportivos y paseos arbolados, y en su momento tuvo hasta huerto, supongo que para favorecer la autosuficiencia huerfanil y poder mandarles a escardar en el sentido literal del término. En lo alto de la torre central había dos aljibes de agua de varios miles de litros, suficientes para resistir asedios prolongados o cortes provocados por las obras de la red de calor (se ve que eran previsores).
No se ve en mi foto porque lo tapan los arbolillos del jardín, pero más tarde se construyó un edificio anexo, imitando el estilo (ahora ya no tanto después de la reforma), que prolonga el ala oeste y rompe la simetría, lo cual fue una faena; no por lo de la simetría, sino porque me tocó tender cable de red pallí, y desde el router -en la torre central- me pillaba a tomar por saco y, aparte del coste, íbamos al límite de la longitud aconsejada para que los bits llegaran contentos y la web no diera errores.
Su precio exacto es de 15.720.000 €, por si estáis interesados en comprarlo; al menos es lo que publican los periódicos.
(*) La mujer de Franco, conocida también como “la collares” (esto lo digo para los jóvenes que no leen este bló).
(**) Eran de lo más woke que había en España.
(***) Por cierto, la Escuela de Policía es una de las instituciones que ha pasado por este edificio, en lo que terminaban sus instalaciones actuales.