Señoras y señores, indignado me hallo ante la afrenta cometida por las escarbadoras municipales. Siendo los hornos postmedievales uno de los signos de identidad no sólo de este bló, sino de toa, toa, toa la arqueología abulense, durante la ejecución de las obras para instalar unas escaleras mecánicas, ahora* parece ser que han aparecido unos Hornos Medievales sin Post. Medievales a secas. Cuatro días después de nuestra entrada a dedicados a los auténticos, los únicos, los inigualables (prrrrrrrr badabum-chis) Hornos Postmedievales.
No me cabe duda de que todo esto es un plan urdido para desacreditar tanto a nuestro Á.S.M. como a nuestros hornos favoritos, que ante la aparición de estos hornos rivales probablemente queden en situación de desventaja, y pronto sean un espacio abandonado, como el Centro de Interpretación del Misticismo o la sede local de Ciudadanos. ¿Tengo pruebas de lo que digo? Efectiviguonder**.
La prueba más clara es la propia escarbación en sí. Resulta que para poner unas simples escaleras, que han de salvar un desnivel de unos 5 metros maomeno, se horada toda una plaza que hasta hace bien poco, tenía una pinta aceptable (ver afoto 2), derribando árboles y removiendo más metros cúbicos de terreno que durante la construcción de la presa de Assuan. Eso ya olía mal. Para rematar, les recuerdo que la mayor parte de nuestra ciudad tiene cuestas, de hecho desde el final de estas escaleras hasta el centro todavía quda un desnivel aún mayor***. ¿Tenían sentido estas escaleras?
El plan era evidente, tenía que aparecer algo para perjudicar a nuestro bló. Por eso han hozao paquí y pallí hasta que han encontrado tres piedras juntas y han decidido que eran unos hornos. Normal, en una ciudad con siglos y siglos de historia, era cuestión de tiempo, lo extraño es que no haya aparecido un cacho de Santa Teresa. Al menos se ha salvado -por los pelos- la Avda de Madrid, que llevamos una temporada que nos la llenan de zanjas y nos cortan el tráfico a la mínima.
La documentación de los hornos, de momento, brilla por su ausencia. No se sabe si eran hornos pirolíticos, si estaban en garantía, no se conserva la factura, ni siquiera sabemos si eran de fabricación nacional… Un desastre, como siempre. ¡Viva lo postmedieval! ¡Viva el capital!
(*) Es un «ahora» irónico-alegórico, al estilo de Avilared.
(**) Antiguo chiste, sin traducción para los millenials.
(***) Ya, el plan es salvarlo con el ascensor o las escaleras que hay dentro del Centro de Recepción de Visitantes****. Me sigue rechinando un poco.
(****) Parada de bus para turistas que tenemos aquí. A pesar del nombre, no suele haber nadie recepcionando, ni cantando «Americanos, os recibimos con alegría».