He visto brillar rayos-C…

Las Puertas de Tannhäuser son uno de los monumentos más originales de Ávila, y mirad que tenemos cosas raras. Construidas con nuestra roca plutónica favorita, el gran-hito, pero con hojas de material casitransparente (que permiten vislumbrar un fondo lovecraftiano) y base de ladrillo enfoscao. Se encuentran en la Calle de la Dama, que está dentro del recinto amurallado; sí, hombre, es la calle del portón trasero de la Exacademia de Exintendencia, actualmente Archivo Histórico Militar Con Cosas; lugar en el que hubo una plazuela que tuvo que ser muy bonita en tiempos postmedievales, pues a ella daban dos edificios magníficos de esa nuestra más jloriosa época: el Hospital de Santa Escolástica y la Iglesia de Santo Domingo; y todo esto se perdió en el tiempo, como lágrimas en la lluvia*.

Ávila ha tenido desde siempre una larga relación con el cine; es algo típico de las ciudades frías y aburridas; ande si no vas a estar mejor un miércoles de invierno que viendo una película; a ser posible de éstas que echan ahora, que duran varias horas, te duermes tan calentito, y ya no te acuerdas si eso de la mantícora que quería poner generadores eólicos en el Raj británico multidimensional pasaba en Tar o en Avatar. Y no sólo eso, después de la película vas y pones un coloquio u mesa redonda sobre la influencia de Kierkegaard en la trama de El Séptimo Sello, con José Luis Garci, Eduardo Torres-Dulce y Carlos Boyero, moderada por nuestro héroe local de la crítica, Juan Carlos del Pozo «el Películas», y nos parecería lo más interesante que ha pasado en nuestra ciudad en el último siglo.

Sabido esto, la corporación municipal decidió erigir un monumento cinéfilo, emblemático y barato, para lo que se pensó en alguna obra representativa de la ciencia ficción, nuestro género favorito. Se barajaron varias posibilidades, como «Con AVE y sin peajes», «Una Noche en el Museo III: La subsede mutante», «Días de radioterapia» o incluso «Chusmatrix»; pero al final se eligió Blade Runner (no sin críticas de la oposición, porque el ambiente crepuscular y la trama recuerdan demasiado a la agrupación local del CHOE cuando hay primarias y aparecen replicantes por todas partes).

Los artistas municipales se pusieron manos a la obra, y poco a poco, cerveza tras cerveza, la idea fue tomando forma. A partir de la frase más famosa de la película, se decidió construir una representación que imagina a las Puertas de Tannhäuser como unos arcos boludos** con crestería gótica; colocándose en los vanos una superficie acristalada que, como hemos dicho, permite intuir borrosamente, más allá de las puertas, un paisaje desolador y postapocalíptico. Hay turistas que afirman haber visto a Cthulhu moviéndose entre la maleza. Los dos rayos-C surgen del suelo, dos emisores circulares*** bajo un cartel de fierro morroñoso y metacrilato.

Como ya somos Ávila Clever und Smart City, en el cartel morroñoso se informa al turista de todo esto que os digo, con un QR que nos dirige a la web de Ávila Estupenda, donde podemos escuchar una locución con la voz de Rutgerus Hauer o Constantino Romero (dependiendo de la selección de idioma) promocionando los productos gastronómicos locales.

Enlace al mapa

(*) De ellos nos queda casi nada, apenas fachada y media.

(**) Por su decoración, no argentinian pun intended. Las pelotillas adornando cosas son típicas de muchos palacios de Ávila.

(***) Parecen simples focos, pero piensen ustedes qué leches iban a iluminar en esa posición. Realmente son emisores de Rayos-C, los trajeron expresamente desde el Área 51.

4 comentarios en “Las Puertas de Tannhäuser (Á.S.M. 54)

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