Aquí se viene a lo que se viene

El Paridor de Ávila, también conocido como Paridor Raimundo de Borgoña, es un edificio postmedieval inaugurado en los años 60 por Don Manuel Fraga*; quicir, en lo que viene siendo su etapa hotelera, porque anteriormente fue el casoplón de los marqueses de Benavides (y otros títulos adicionales). Realmente, de la etapa de los marqueses queda poco, casi todo se ha reconstruido en estilo Paradores.

El nombre de Raimundo de Borgoña honra al gabacho que acudió, con otro montón de borgoñones, a repoblar estas tierras a finales del S. X. Fue llamado por Alfonso VI, que le concedió la mano de su hija Urraca**, con la que Rai tuvo al menos dos hijos (Sancha y Alfonso, que llegó a ser rey) en esa su tarea repobladora; se desconoce si repobló algo más la zona con alguna moza de clase inferior, como era costumbre entre la nobleza de la época.

Con tal precedente, no es de extrañar que la principal función de este Paridor sea la fornicatoria; los Paridores -especialmente los cercanos a Madrid- cumplen esa noble función; el primero de la cadena también está en la provincia de Ávila (el Parador de Gredos), donde consta que Alfonso XIII repobló algo la zona; mi suegra llegó a conocer a alguna de sus descendientes ilegítimas.

Lo que digo de la cercanía a Madrid no es baladí, muchos clientes en estos paradores perimadrileños respondían al perfil «señor adinerado que dice en casa que tiene una convención pero se va con la churri». Vean si no el primer párrafo de la entrada de la Wiki, ubicándolo en referencia a la capital de las Españas:

¡Estamos al oeste!

Los Paridores son sitios muy divertidos. Una situación típica de los paridores -sobre todo cuando no había móviles- es que algún cliente se olvidase algo (a veces, hasta el DNI); los de recepción llamasen al domicilio del titular de la reserva y allí la respuesta era «huy, sí, es aquí, pero nosotros no hemos ido nunca a ese Parador, será un error…». Una algo menos divertida (en el de Gredos ha pasado muchas veces) es que la carretera se cortase por las nevadas, ante el estupor de los clientes que no estaban allí y no podían volver a Madrid a tiempo, desde esa convención tan importante.

La relajación de las costumbres mundanas ha difuminado un poco esta adúltera función, pero los Paridores siguen teniendo ese tufillo a «fin de semana romántico en un lugar bonito donde hacer un poco de turismo cultural, cenar bien y darnos un revolcón». Que viva don Raimundo el Repoblador. Por cierto, Raimundo trajo a Ávila en su séquito a gente muy constructiva, y por eso tenemos la primera catedral gótica de España. La primera que se empezó, porque todavía no está terminada. Data de finales del X, todavía con planta románica; modificada a partir del XI por el Maestro Fruchel para adoptar el estilo de The Cure o Siouxsie And The Banshees.

(*) Ministro de baños radioactivos durante el franquismo, y fundador del Partido (Alianza) Popular durante el postfranquismo.

(**) Por las cosas del destino y -sobre todo- la prematura muerte de su hermano varón, Urraca heredó el trono de León. Raimundo ya había palmao, el pobre; lo cual le vino fatal a su viuda. Casada en segundas nupcias con otro Alfonso -rey de Aragón-, le pusieron un montón de problemas para reinar siendo mujer (los tuvo con su marido y con buena parte de la nobleza) y tuvo que abdicar en su hijo Alfonsito (séptimo de su nombre, y primer rey de la dinastía de Borgoña por estos lares). Alfonso VII es el que sale en el escudo de Ávila.

Como los chorros del oro…

Después de varias dudas (el pedestal no tiene inscripción) podemos certificar que la estatua recién reinaugurada en el jardincillo del final de la C/Eduardo Marquina, semiesquina C/San Segundo, es Hygia, diosa griega de la limpieza, de la que proceden palabras como «higiene» y todos sus derivados. Aquí vemos el singular efecto que se ha logrado con la escultura, de la que parece surgir un chorrazo acuático a presión, que según cuenta el mito griego, fue enviado por Zeus (señor de los truenos, la lluvia y la fornicación incontrolada).

Higia según la wikipedia. La serpiente está hibernando. El resto, nos ha salido clavaíta

El pedrusco en el que está tallado no parece granito, sino algún tipo de roca más blanda. Según el diario local, esta estatua estuvo en el jardincillo de al lado, el de San Vicente, pero fue vandalizada. Algún guarro. Ahora luce restaurada de nuevo en este enclave que en tiempos estuvo ocupado por un verraco; el Toro de la Romarina, procedente de la cultura vetona, que fue reclamado por su dueño, luego subastado y adquirido por la Diputación, que lo tiene pastando en sus instalaciones palaciegas, en lugar de llevarlo al lugar donde apareció, San Miguel de Serrezuela, que reclama su devolución.

Para poder visitar la estatua con los ornamentos de estilo chorrigueresco hay que solicitar cita por la app del ayuntamiento de Ávila, ya que la estatua en circunstancias normales luce en «modo sencillo». El hecho de que esté colocada bajo un nido de pajarracos no identificados (se asustaron cuando llegó el despliegue chorril) favorece este bello suceso.

Sin la ducha parece más triste

El edificio, visto desde la muralla con mi móvil barato. Es que está mu lejos de Ávila.

El Colegio de Huérfanos de la Web de Renfe es un testigo de lo peligrosa que es esa profesión, pues varias ciudades tenían uno; los errores 404 son así de graves. Con paredes de granito y techo de pizarra, en un cerro enfrente de Ávila, recuerda un poco al Monasterio de El Escorial. La línea de la fachada va haciendo una curva que lo hace parecer más imponente, al jugar con la perspectiva. Fue inaugurado en 1956 por Carmen Polo*, y todavía alberga cosas educativas.

Los huérfanos, de 8 a 18 años, estudiaban y vivían en el colegio, bastante aislados del resto de la ciudad (como se ve en la foto, está lejos de tó). Aunque tuvieran tiempo libre, los chavales lo tendrían mal para ir a pasear por el centro o intentar ligar con alguna moza (el colegio era estrictamente masculino, ese “huérfanos” no es inclusivo); en cuanto se iniciase algún escarceo ya tendrían que volverse si querían llegar a la hora de cenar.

La prensa de la época afirmaba que se eligió nuestra ciudad «por lo adecuado del clima»; para mí que eso fue el equivalente franquista a los gulags siberianos, para controlar un colectivo como el de los ferroviarios** aunque fuese en fase larvaria. Durante el curso, eso parecería una historia de Dickens; pero en invierno estarían como Jack Nicholson en el hotel de “El resplandor”. Peor, ni siquiera estaban las gemelas esas. A los de la Escuela de Policía*** también les han puesto el cole lejos, pero al menos tienen un Carrefúl cerca, y hay buses.

Está rodeado de varias hectáreas de jardines con espacios deportivos y paseos arbolados, y en su momento tuvo hasta huerto, supongo que para favorecer la autosuficiencia huerfanil y poder mandarles a escardar en el sentido literal del término. En lo alto de la torre central había dos aljibes de agua de varios miles de litros, suficientes para resistir asedios prolongados o cortes provocados por las obras de la red de calor (se ve que eran previsores).

No se ve en mi foto porque lo tapan los arbolillos del jardín, pero más tarde se construyó un edificio anexo, imitando el estilo (ahora ya no tanto después de la reforma), que prolonga el ala oeste y rompe la simetría, lo cual fue una faena; no por lo de la simetría, sino porque me tocó tender cable de red pallí, y desde el router -en la torre central- me pillaba a tomar por saco y, aparte del coste, íbamos al límite de la longitud aconsejada para que los bits llegaran contentos y la web no diera errores.

Su precio exacto es de 15.720.000 €, por si estáis interesados en comprarlo; al menos es lo que publican los periódicos.

(*) La mujer de Franco, conocida también como “la collares” (esto lo digo para los jóvenes que no leen este bló).

(**) Eran de lo más woke que había en España.

(***) Por cierto, la Escuela de Policía es una de las instituciones que ha pasado por este edificio, en lo que terminaban sus instalaciones actuales.

Exta sís, exta nos, Teresiano, Sanjuanista, Lagarto, Spock

La Mystic University (también conocida como CITeS* o «yo quiero fumar lo mismo») es el edificio más feo de Ávila y parte de la cristiandad. Más que el de Moneo, que ya es decir. Le salva que está casi en el campo. Bueno, no le salva, vas por ese barrio y dices «quechécho podió», Por fuera tiene forma de gallinero**; por dentro parece que estás en la nave Enterprise con el capitán Spock y todo. Es el típico ejemplo que en la maqueta queda como pa decirle al arquitecto «rompedor, único, crack, monstruo, máquina» y en realidad es un engendro verde. Y hay un loro. Pica si le arrimas el dedo.

No me voy a meter con la gente que va a ese sitio, pero allí pasan cosas raras. Funciona como una especie de hotel de convenciones, pero las convenciones no son nada convencionales. Tan pronto ves llegar una grey de jóvenes seminaristas preconciliares con sus trolleys, como aparece un taxis y se bajan tres monjes budistas hablando en latín con una carmelita. Es el tipo de sitio en el que te dicen que en el próximo evento participan el obispo de Soria, Yoko Ono, Bertín Osborne, Alí Hoseiní Jamenei y Rappel y te lo crees.

Vista frontolateral del lado sumergible

Esta cosa está en las afueras de Ávila, más allá del monasterio de la Encarnación, en la ladera que queda enfrente del lado norte de la muralla (pero como a media milla de la misma, afortunadamente). Hasta no hace mucho hubo una explotación vacuna operativa justo al ladito mismo de este sitio. El adifisio tiene un recinto ajardinado curioso*** alrededor, en el que viven varios gatos a cual más arisco (pero sin llegar al extremo de las gatas del Camarada).

(*) CITeS stands for Centro Internacional Teresiano Sanjuanista. Lo cual me parece mal; o pones «santateresiano-sanjuanista» o «teresiano-juanista». Egalité, coño. Por si esto lo lee alguien que no es de Ávila, se refiere a Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, ambos abulenses y místicos y escritóricos.

(**) Pero del gallinero ese que vas ampliando con una caseta de aperos, luego añades una cija para las ovejas, después llega el Koala y te canta «Opá, yo viazé un corrá», y luego tiras una pared y subes el techo por ese lado para que quepa el tractor…

(***) La parte frontal está muy cuidada, según vas alejándote de la puerta principal la cosa va decayendo, y en la parte del fondo sólo les falta poner unos somieres viejos para el cerramiento.

Palacio Caprotti para los amigos

El Palacio Caprotti es uno de los Edificios Singulares Abulenses más postmedievales. Sin embargo, como pasa con los estadios deportivos, ha cambiado de nombre merced a su actual patrocinador, la marca Honda; por lo que emplearemos la denominación oficial de Palacio de Súper-Honda. A continuación les mostramos el objeto en cuestión, la Honda Super 125.

Disponible hasta fin de existencias en los sótanos del palacio

El palacio de Super Honda tiene la particularidad de que se caía a cachos, como el resto de la ciudad antes de la llegada de Mein Chusma. Y aquí intervino el señor Cabritto, de profesión pintor. De cuadros, no le pidan presupuesto pa quitar el gotelé. Cansado de que le hicieran chanzas con el apellido, Guido Caprotti salió de Italia cuando la Gran Guerra, y recorría España buscando inspiración para sus cuadros. Durante el trayecto entre Madrid y Valladolid, el tren tuvo que detenerse en Ávila durante una semana* a causa de una copiosa nevada; lo que obligó al insigne caballero a quedarse inmovilizado en nuestra acogedora ciudad. Por las cosas del síndrome de Estocolmo, quedó prendada de ella hasta el punto de comprar el palacio y reformarlo para quedarse a pasar frío.

A la muerte del pintor, el palacio quedó convertido en un museo visitable donde se puede contemplar, aparte del propio edificio, que tiene su gracia (ya no se cae a cachos), algunas obras del propio Cabronni, junto con otras que fue adquiriendo de otros artistas, que ya se sabe que entre bomberos no se pisan la manguera. Otra actividad importantísmia de este palacio es que allí se coloca la urna para los sorteos de las campañas del comercio local.

(*) Fue hace mucho, pero los trenes de Ávila siguen maomeno asín; lo de RENFE y nosotros es una relación de esas que cantaban los Pimpinela.

Avila tiene tren, pero no tiene tranvía

Nuevamente, mi simpar perspicacia me ha permitido descubrir un monumento que, según reza el cartelillo, llevaba escondido a la vista de todos casi 12 años. El chirimbolo cuya foto les he plantificao ut supra es un monolito de granito pequeñito que en su día conmemoró el centésimo quincuagésimo aniversario de la llegada (de las vías) del tren a Ávila. El chisme se ubica a la puerta de la estación de ferrocarril (innominada) de nuestra ciudad que, al tener paredes del mismo material pedregoso, deja al monumento algo invisibilizado.

El monumento, visto desde el google maps

Lamento informar con tanto retraso de este monumental homenaje, pero creo que es lo que últimamente se merece este medio de transporte, antaño puntual, veloz y frecuente. Al menos tenemos estación, dirán algunos. Tras un par de patadas a la hemeroteca, he encontrado el reflejo de la inauguración del pedrusco; el 13 de octubre de 2013, siendo entoavía alcalde Don Miguel Ángel García Grandson.

Cito las palabras del munícipe por antonomasia: «Esta placa  nos recuerda lo que fuimos para que no se nos olvide lo que queremos ser». Se ve que ese día se levantó grandilocuente. Supongo que se refería a que la placa no la ves ni aunque te tropieces con ella.