Me naturalizo en una calle aparentemente desierta…

El centenario operístico del ASM nos trae algo especial y único, pues pocas veces una ciudad entera se ha convertido en una obra de arte… en una OBRA. Ávila, ciudad innovadora ande las haiga, se enorgullece de ser la primera en pasar de ser Ciudad Patrimonio a CIUDAD MONUMENTO. Nuestro simpar ayuntamiento ha decidido realizar un homenaje a la literatura española del que formamos parte la ciudad y sus ciudadanos, y para ello ha elegido el divertidísimo libro «Sin noticias de Gurb», de Eduardo Mendoza. En concreto, este fragmento por todos conocido*:

15.00  Camino siguiendo el plano heliográfico ideal que he incorporado a mis circuitos internos al salir de la nave. Me caigo en una zanja abierta por la Compañía Catalana de Gas.
15.02  Me caigo en una zanja abierta por la Compañía Hidroeléctrica de Cataluña.
15.03  Me caigo en una zanja abierta por la Compañía de Aguas de Barcelona.
15.04  Me caigo en una zanja abierta por la Compañía Telefónica Nacional.
15.05  Me caigo en una zanja abierta por la asociación de vecinos de la calle Córcega.
15.06  Decido prescindir del plano heliográfico ideal y caminar mirando dónde piso.

Si es que semos la leche… En Ávila abundan los monumentos literarios y morroñosos (muchos, glosados en este bló); pero este happening literario está siendo el no va más; y confiamos en que el propio Eduardo Mendoza acuda a la inauguración oficial, paseando al azar por nuestras calles, de zanja a zanja y tiro porque me toca. Ni siquiera la Barcelona prenoventaydosiana nos puede superar en zanjas por km2.

El monumento se compone, como no podía ser de otra manera, de un montón de zanjas y perforaciones varias, abiertas por toda la ciudad y barrios del anschluss, para proporcionar a los abulenses una experiencia inmersiva en realidad 360º (jóete, Yim Kuk, sin necesidad de las usar las Vision Bro). Cada zanja dispone de su señalización, su bujero y su monturro de adoquines. En ocasiones hay hasta un cartel explicativo de los motivos, presupuestos y plazos de ejecución que nos permiten disfrutar de cada una de las performances.

El consistorio también va a organizar visitas teatralizadas (¡el Camarada hará de prota!), gincanas y un sinfín de actividades para todos los públicos, que compensarán que la falta de presupuesto ha obligado a eliminar festejos, chocolatadas, kedadas, concursos hípicos y otras diversiones que ahora palidecen ante la majestuosidad de este pifostio. Esta programación participarán los jubilados de la ciudad****, que acompañarán a los visitantes para explicarles el desarrollo del zanjismo. Pueden reservar descargando la app «x@vila», disponible en el Apeles Tor o en el Ávila Market. Es gratis para los que tengamos domiciliao el IBI.

Para la siguiente legislatura se ha elegido el libro «Los últimos días de Pompeya», de Edward Bulwer-Lytton. Avisados estáis.

(*) Para los que no lo hayan leído**, el protagonista es un extraterrestre que, tras llegar a la Tierra, tiene que salir a buscar a su compañero Gurb, que ha comenzado a explorar nuestro planeta*** y no regresa a la nave.

(**) No sé qué leches hacéis leyendo este bló, leed «Sin noticias de Gurb»; o cualquier otra cosa de Eduardo Mendoza.

(***) Tomando la apariencia del terrícola denominado «Marta Sánchez».

(****) Según el INE, en Ávila hay más jubilados que personas.

Son tus huellas el camino, y nada menos.

Los tropezatorios son arte en miniatura a la menor altura posible; pequeños iconos morroñosos colocados en el suelo (vds lo ven vertical ahí en la foto, pero eso es un plano picado pabajo de una losa de la acera) que representan de una manera sutil e idealizada que algún día alguien inauguró algo relacionado con alguna cosa. Están dispersos por el centro de Ávila, y los hay de todo tipo. Les animamos a que los recorran todos, aunque es posible que algunos hayan quedado ocultos bajo las terrazas de los bares; y últimamente, tras las vallas de las obras que perforan la ciudad como los gusanos de Arrakis.

Algo peregrino

Los tropezatorios atraen tanto turismo como los centros de interpretación, o más, fijársus lo que os digo; especialmente, los del Camino de Santiago (ramal «Ruta del Bacalao», que al parecer es el que pasa por Ávila). Las multitudes de peregrinos que, saliendo desde Valencia o Murcia, recorren esta variante jacobea del camino, forman aglomeraciones que colapsan el centro de la ciudad; llegando a superar en algunas ocasiones el tráfico del carril-bici.

También tenemos losas sefaraditas

Aparte de las conchas (de su madre), hay otras placas que informan de otras particularidades de nuestra ciudad que la mayoría de los visitantes desconocen. No se preocupen, la mayoría de los abulenses también las desconocíamos. Es lo que tienen estos bajorrelieves; los ponen con buena intención pero con escaso conocimiento.

Ávila podría estar plagada de placas de éstas, pero con cosas verdaderamente útiles para el visitante; por ejemplo, informando de las tapas tradicionales de los bares. Pueden ser actuales pero también pretéritas: «Frente a esta placa se ubicaba Casa Patas: callos, morro y oreja eran sus especialidades», «Gloria a las Patatas Revolconas del Bar Germán» o «Aquí estuvo el bar Piquío, y en ocasiones servían aperitivos de ancas* de rana».

Otra posibilidad sería indicar sucesos y efemérides de nuestra rica historia, como por ejemplo: «Aquí se le cayó encima un león a un estudiante guiri por hacer el tolili, colgándose de las cadenas que unían estas esculturas» o «Aquí se quedaba la concejal más joven, aguantando toa la misa, sujetando la bandera de Ávila, por la bronca entre el obispo y el alcalde, al estilo «Don Camilo y Peppone», el día de la patrona».

Se admiten otras propuestas, seguro que lo que se les ocurra es mejor que lo que hay ahora.

(*) Ya sabemos que ahora está prohibido, pero los boomers comíamos cualquier cosa con tal de dejar a los millenials una mierda de planeta.

WTF?

Uno de los dos lectores de este bló, @GBuenadicha, nos ha enviado unas fotos de un extraño elemento artístico ubicado en la plaza de San Nicolás (la de «El Emiliano», si sois de Ávila). Lo único que es evidente es que parece ser una pieza tallada en nuestro Granito™ del Güeno. La pieza es antigua, a juzgar por el desgaste, y está colocada sobre una peana o zócalo bajo del mismo material.

La impresión inicial es que se trata de la peana de una cruz votiva postmedieval, como la que existe en la misma plaza a pocos metros, y como otras cienes que hay en nuestra ciudad y barrios del anschluss. Se habría quedado como el zócalo de la plaza homónima de México, que lo pusieron para monumentar algo conmemorativo de algo, pero algo pasó y nunca se puso la estatua. O puede que -más probable- la cruz se hubiera caído o deteriorado por falta de mantenimiento (pasa mucho, en Ávila).

Pero como pueden ver vds, la peana tiene, además del orificio central donde se insertaría el poste vertical*, dos hendiduras laterales (hay otra similar por el lado que no se ve de la foto), y pequeñas marcas en la parte superior, que hacen pensar que el pedrusco pudiera haber formado parte de una estructura más compleja que una simple cruz.

El susodicho Buenadicha sugiere que tal vez formase parte de una noria (elevadora de agua, no de parque de atracciones) como las ubicadas en las proximidades de esta plaza; una de ellas ha sido restaurada con un resultado discutible (guiño, guiño); pero esta hipótesis tampoco nos termina de convencer, y más proviniendo de un adorador de la Peña del Sol. Además, la erosión del chisme es uniforme por todas sus caras; apoyando que haya sido siempre una «base independiente», esto es, no tallada para ser parte de un edificio o estar encajada con otras piedras, salvo algo (pequeño) en las dos muescas laterales.

El misterio, por tanto, nos acecha. ¿Estamos ante un Oopart? Una posibilidad, como siempre, es que represente un pokémon; podría ser un Crustle pero le faltarían las patitas en la base. ¿Qué peanizaba esta peana? ¿Lo sabremos alguna vez? Esperamos sus respuestas, si es que tienen alguna hipótesis.

(*) Ese poste se llamaría, según algunos, stipe, aunque hay quien defiende que ese es el cantante de REM y que los romanos nunca llamaron stipes ni patibulum a los maderos de las cruces.

Kit para exposiciones marca ACME

Aunque nuestra ciudad envejece*, en Ávila el arte cada vez es más moderno y menos morroñoso. La ingeniosa obra que hoy traemos ante vds, Sueñan los androides con ovajas eléctricas, es una performance constructivista. Se ubica en el Paseo del Rastro, al lado sur de la muralla, y se compone de un rebaño de cajones, vigilados por pastores androides con ponchos morados.

El resto del mobiliario urbano (bancos, papeleras) se ha mantenido, para dar sensación de cotidianeidad mecánica; y únicamente se han eliminado las figuras humanas habituales de la zona: la pareja de jubilados de guardia del banco de la izquierda, y el niño de siete años que trepa por las piedras del fondo, ese que provoca la angustia de los viandantes ¡se mata! y -a la vez- la indiferencia de sus padres, porque están hartos de decirle Miguelito no te subas tan arriba que te vas a esnafrar como el otro día y luego vienes llorando**.

Cada 15 minutos, los cajones-oveja se ponen a corretear por el suelo (el efecto es un poco como ver al Equipaje de Dosflores***, ciertamente), balando e interactuando entre sí, para detenerse nuevamente en una ubicación distinta, con lo que cada vez que contemples la obra podrás decir que estás teniendo una visión única y efímera de la misma, como yo cuando salgo a la calle y me encuentro que han vuelto a abrir otro bujero, esta vez para meter los tubos de la güifi-esmarciti o para reparar la red de procedimiento administrativo común.

Por la noche se dispone un cerramiento de vallas teleras alrededor de las ovejas, como es costumbre en el gremio.

(*) En el sentido literal, porque -obvio- el tiempo pasa para todos, incluyendo esta milenaria ciudad; y en el sentido demográfico, porque dada la longevidad del abulense medio y teniendo en cuenta que los jóvenes se van a estudiar o currar a otras demarcaciones, nuestra pirámide de población va teniendo forma de capullo de crisantemo.

(**) Estos personajes son más típicos que las yemas de Ávila, pero todavía no los hemos puesto en valor.

(***) ¿Es que no sabéis que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Pratchett?

Crómlech de Hacendado

En Ávila disponemos de un monumento megalítico postmedieval, dispuesto artísticamente en círculo alrededor de una fuente que tiene nombre, pero no sé si es Fuente Nueva, Fuente de las Hervencias o Fuente de la Nava*. El monumento tiene un círculo exterior de cerca de 30 bonitos hitos de granito, y uno interior de ocho o diez bancos de piedra poliedra. En la foto saco solo medio círculo porque mi móvil no tiene gran angular, y -sobre todo- porque había una señora paseando a su perro en el otro lado y no era plan de perjudicarla.

Al igual que sucede con el Stonehenge original, todavía no se conoce a ciencia cierta la finalidad de esta construcción. ¿Se trata de un primitivo observatorio astronómico? ¿Tenía alguna finalidad religiosa? ¿Forma parte de la Herencia Recibida? Preguntas sin respuesta. En cualquier caso, mientras yo meditaba sobre esto, el perrito de la señora tuvo a bien -por fin- hacer sus necesidades en el mismo borde del círculo.

Los materiales empleados, sin ser yo experto, son de procedencia diversa (los tamaños, texturas y hasta el tipo de granito son diferentes); probablemente se hayan reciclado de nuestro rico patrimonio pedruscal. La disposición de los mismos, separados entre sí tres o cuatro pasos, es aparentemente caótica y no muestra signos de alinearse con los solsticios ni con los armisticios, pero no descarto que la haya. De hecho, el perro anteriormente citado tuvo a bien soltar su carga justo en el lugar que marcaría la dirección Oeste, cerca del camino principal que, como la Avenida de las Esfinges, comunica el cromlech con el mundo de los vivos (o de los jubilados, que estamos en Ávila).

No he sido capaz de verificar si en este lugar se hacen rituales al comienzo del verano, como en Stonehenge o en Midsommar. Por si acaso, el obispado de Ávila, siempre pendiente de sus feligreses, ha querido compensar las perniciosas influencias de este pagano lugar construyendo una iglesia (es la más reciente y menos postmedieval de todas las que hay en Ávila) justo al lado de este centro de energía telúrica, cósmica y domótica.

(*) En el Gúguel Maps, la rotonda de al lado tiene esta última denominación, pero a mí no me suena ninguna fuente de la Nava** en Ávila. En Navarredonda de Gredos sí que hay una, alrededor de ella se desarrolla la Feria Mayor de Ganado de Santiago (que no se celebra el día de Santiago sino el siguiente, el de Santa Ana).

(**) Según la RAE, nava es voz prerromana que también existe en euskera (naba), y que se refiere a un terreno sin árboles, llano y encharcable (lo que cuadra ferpectamente con «la Nava» de Navarredonda y con mis simpatías por el Athletic).

¿a quién no le va a gustar…?

El Á.S.M. tiene de todo, y los monumentos que hoy traemos ante sus fauces son pequeñas muestras de cómo se reciclaba de verdaz en la antigüedad, no como ahora que lo tiramos todo a contenedores de colorines. Sepan vuesas mercedes que la muralla de Ávila está llena de piedras que antes de ser muralla fueron otra cosa: verracos, estelas, lápidas… De hecho, las piedras talladas de la foto proceden de un cementerio romano; y mil años después de servir como receptáculo para depositar las cenizas de algún ex-romano, fueron reutilizadas como another brick in the wall. Y otros mil años después, ahí siguen.

Estos curiosos pedruscos se colocaban horizontalmente (claro, si no se caen las cenizas) y con tapa (los romanos lo llamaban tuppermortis en latín vulgar); el pequeño redondelillo con surco servía para echarle al difunto una dosis de algún fluido para aromatizar el receptáculo y revitalizar el cutis, evitando que el ancestro en cuestión se dedicase a maldecir la fertilidad del pater familias o provocar la bajada del Ibex-35 mediante la intercesión de Nona, Décima y Morta. De esta manera, el espíritu podía pasear por los campos, acariciando las espigas de trigo mecidas por el viento y escuchando a Hans Zimmer.

Otra muestra de reciclaje postfunerario en Ávila tuvo lugar con el cementerio musulmán; que en este caso se convirtió en una urba de pisos y adosados con piscina comunitaria y pista de pádel. Pero esa es otra historia.

Teniendo en cuenta estos lapsos milenarios entre uso y uso, recuerdo a los lectores que a la vieja estación de autobuses (que en época postmedieval albergó el campo de fútbol del Real Ávila) todavía le quedan más de 900 para que sea reconvertida en otra cosa; probablemente se ubique ahí el futuro Centro de Interpretación de la España Vaciada.

A quién no le va a gustar una herencia recibida del siglo I…

El Ávila Street Museum está más callejero que nunca, con otra muestra de arte provisional NPNM (No Postmedieval, No Morroñoso). Se ubica (temporalmente) en la Plaza de Santa Ana, y se compone de un tocón de cedro, un monturro de losas de Granito del Güeno, una escarbación rellena de cemento y un Diagrama de Venn realizado con vallas amarillas y azules; amén de otros achiperres provisionales. El engendro se denomina «Herencia Recibida», vocablo que la Inteligencia Artificial ha generado para referirse a un nuevo estado mental, a mitad de camino entre el nirvana y los Cerros de Úbeda.

Aunque parezca mentira, dentro de este pequeño perímetro (inferior a 0’004 Bernabéus* de superficie), se han producido dos eventos cuasicatastróficos, separados entre sí por 9 semanas y media, que han afectado a nuestra peripatética ciudad: la caída de un gran cedro y un reventón con inundación; ambos, afortunadamente, sin víctimas. Bueno, el cedrito (pobrecito) ha fallecido; si bien su caída provocó momentos de tensión, pues es una calle muy transitada (a ver, no es el cruce de Shibuya, pero por ahí pasa gente al cabo del día) y era un ejemplar tan grande que se temía pudiera haber atrapado a alguien.

Lo del cedro fue cosa de la borrasca Ciarán, que Eolo envió contra nuestra ciudad, como si fuéramos la flota de Eneas, doblegando a este gran árbol. El otro incidente, el reventón, expulsó al exterior varios concursos hípicos** de agua, provocando que, por unos minutos, fuera posible celebrar el Campeonato de Descenso de Aguas Bravas, en el recorrido Plaza de Santa Ana – Paseo de la Estación – Hornos Caleros – Parque de San Antonio. Al menos, la avería tuvo a bien manifestarse explosivamente, lo que permitió detectarla***.

¿Es posible que la caída del desarraigado cedro provocase el desplazamiento del subsuelo y la consiguiente avería de la tubería? ¡¡¡NO!!! Aquí somos más de preferir la serendipia como motor de cambio, y no descartamos que en otro par de meses, en ese mismo lugar, impacte un meteorito o aparezca el alcalde inaugurando un tramo extra del carril-bici (sin aparcabicis).

Vamos a lo que importa, y que da lugar a este monumento artístico. Hemos de declarar y declaramos que, puesto que tanto el árbol como las tuberías existían previamente a la toma de posesión de la actual corporación municipal, por la presente, ésta queda EXONERADA de toda responsabilidad; es la gracia de la Herencia Recibida; a la que puedes invocar como al conjuro Expecto patronum o como a los fondos europeos Next Fustigation, esos que te permiten arreglar dos veces seguidas la misma calle, que tengo a mi amigo C. (que vive allí) fumando en pipa.

(*) En el Á.S.M. expresamos las medidas oficiales según el SMPF (Sistema Métrico Periodístico Fumbolero) en vigor.

(**) Adaptación local del SMPF. Medida de capacidad equivalente a 60 charcas raneras.

(***) No como en el garaje de mi bloque, que de repente apareció una humedad en la pared y la empresa de aguas negó repetidamente que fuera cosa suya (eran filtraciones de la calle, a pesar de que llevaba dos meses sin llover). Cuando la humedad se fue convirtiendo primero en un goteo y luego en un chorreo de agua limpia ya se decidieron a picar, viendo que ¡oh, fatalidad! sí era cosa suya. De hecho, sepan vuesas mercedes que cuando en periodo de sequía se hace eso de cortar el agua varias horas, uno de los motivos es reducir las pérdidas por filtraciones, que en algunas ciudades (y no quiero mirar a ninguna en concreto) pueden suponer más del 30% del consumo. Es un dato que «se sabe» (se puede estimar, cosa más difícil es localizar las pérdidas), pero por lo que sea no suele publicarse.

Vivienda unifamiliar con jardín inglés

En plena cuesta de enero de 2024, continuamos con el harte hastrafto del güeno. «Idealista» es una obra construida a la antigua manera pero representando conceptos modernos. El material principal es nuestro Granito Abulense™, complementado con elementos vegetales (hierbajos y zarzales, principalmente). Se ubica en una parcela de Las Hervencias, provisionalmente virgen de construcción o equipamiento. Como complemento a la obra, el espectador debe prestar atención al texto que el artista perpetrador recita a todo el que quiera escucharle:

Vivienda unifamiliar independiente con jardín, en zona residencial de lujo. Construcción tradicional con sillería de granito y cubierta vegetal evergreen. La vivienda está completamente equipada; dispone de calefacción por sistema geoesencial y certificado de alta eficiencia energuménica. En otoño, además, puedes practicar autoconsumo: alimentarte de las zarzamoras y capturar algunos animalillos; conducta que además de ecológica te ayudará a amortizar la deuda.

Idealista es un monumento concebido por su autor como una manera de representar los tiempos en los que vivimos, de un modo fidedigno, este momento en el que acceder a una vivienda (que nunca fue fácil) se convierte en una carrera de humillaciones. También es el momento en el que se acuñan nuevas palabras como coliving, cohousing, coworking o cojoning; del campo semántico de la vida achuchá. El artista sigue:

Cómodas facilidades de pago; los tasadores y comerciales de Idea Lista te acompañarán en todo momento para que el proceso de vender tu alma y la de tus descendientes hasta la 7ª generación sea lo más indoloro posible. Recuerda que puedes rentabilizar tu inversión subalquilando la vivienda por Airbienbi cuando salgas a hacer tus necesidades al jardín.

A ver, millenials, si Diógenes fue feliz viviendo en un barril, ¿no seréis vosotros afortunados de contar con una solución habitacional como ésta? No me seáis tiquismiquis; además, es una oportunidad de invertir; ya que alquilar es tirar el dinero y la vivienda siempre se revaloriza (estos son principios entrópicos inmutables). Cierto que la vivienda ofertada igual necesita una pequeña reforma para adecuarla al gusto del comprador, pero prácticamente está para entrar a vivir y por este precio no vais a encontrar nada mejor.

Se hace saber…

Comenzamos 2024 con nuevas entregas del Á.S.M, aunque retrocedemos al nº 88 que me había saltao. Los Pregoneros Digitales son unos monumentos de reciente adquisición por parte de la municipalidad, están desperdigados por nuestra bella urbe (muchos de ellos, ¡en rotondas!) y tras unos días de cierto titubeo, nos informan a los locales de un montón de eventos y eventualidades, así como la fecha, la hora y la temperatura en el exterior de nuestros estudios.

Los que tenemos cierta edad y/o hemos vivido en un pueblo recordamos la figura del pregonero, un señor (o señora, en el pueblo de mis padres era la Angelines) que armado con un estridente cornetín, y comenzando con la cantinela Se hace sabeeeer*, proclamaba a los cuatro vientos todo lo de interés que afectase a la población; eso que ahora nos llega por los medios de comunicación o vía redes sociales.

Como los tiempos avanzan que es una barbaridad, en Ávila nos han puesto unos carteles que permiten al viandante obtener esta información de modo visual. La mayoría están ubicados encima de un poste, como Simeón el Estilita; y hay otros más grandes colocados en zócalos o pedestales. He hecho la foto un día nublao, porque si les da el sol sale la cosa peor.

Panel de la catedral o del peso de la harina

A pesar de su elevado coste, son de tamaño inferior a los de otras ciudades vecinas. Además, por alguna extraña razón, el dato de la temperatura (que es el que más nos gusta mirar a los abulenses) estaba en un tipo de letra más pequeño; lo que dificultaba su lectura y aumentaba el riesgo de accidentes (de los conductores que apartan la vista de la vía para leer los cartelillos, forzando la vista). En el periodo de pruebas se aumentó el tipo de letra, con vistas a evitar esto.

(*) Como dato curioso e inútil, cuando el árabe era lengua cooficial en España, los pregoneros comenzaban su pregonación con una frase que viene a ser como el «se hace saber» pero en ese idioma: alaa ‘alima l‘aalimún; y que pasó a nuestro folclore pronunciada «a la lima y al limón» (cohonudos semos pa los idiomas), pero que se seguía utilizando, de alguna manera, sin perder el sentido original (por eso la canción «A la lima y al limón» realmente quiere decir «que sepa todo el mundo que no tienes quién te quiera»).

Parece una pregunta del teórico del carné… ¿Ánde hay que torcer? Pero no, es real; y la respuesta es la b.

«Señor, mándame una señal» es un monumento bíblico* que nuestro Servicio de Huebras ha erigido en el lugar antiguamente ocupado por la rotonda de la Avenida de la Estación, que forma la base de la nueva escultura/jápenin. Sobre ésta, se han erigido una serie de símbolos paganos en diversos materiales, que conforman un espacio de contemplación extática, mientras un monturro de tierra amenaza con engullirlo todo, como un Leviatán de escombros y biomasa.

Para la elaboración del conjunto, el autor se ha inspirado claramente en La Consagración de la Primavera, de Stravinsky; la rotonda destruida por el invierno (la única señal que languidece en el frío suelo es la del sentido de giro prioritario), pero cuando todo parece perdido y a punto de ser arrasado, gracias a la calefacción tubiductal, resurgen y brotan las indicaciones (como las flores en el prao) ahí a lo loco, señalando en varias direcciones; sin olvidar la de peligro ni las cintas esas rojiblancas que se suelen poner para indicar que no se pise lo fregao, conos multipurpose y una verja de obra apoyada sobre zapatas dóricas.

El conductor que recorre la Avenida de la Estación** alcanza esta intersección y de repente su alma se inunda de desorientación, eleva sus imprecaciones a los cielos y se pregunta Cuál Es El Sentido De La Vida, pues es evidente que es imposible cumplir todo lo que se le ofrece (y obliga) la señalética aquí expuesta. Ni colgao de las tuberías del Pompidou, ni subido a las fauces de Puppy Guggenheim se puede sentir esta epifanía del arte moderno. Que nos envidien los del MOMA y la TATE quieta.

El primer título de la obra iba a ser «Paquí-pallí-lagarto-Spock», pero se consideró que quizá el paquí y el pallí son más típicos de Salamanca, ciudad que habitualmente nos menosprecia, así que se optó por una versión más evangélica y abulense. Probablemente, esta obra ha sido cofinanciada por fondos europeos, lo que añade universalidad a la miasma. Por el lao de allí hay más señales igualmente confusas; de las que, por cierto, se puede observar el reverso (como en la exposición de El Prado esa que tienen con la parte de atrás de los cuadros, en Ávila nos adelantamos a todas las tendencias).

(*) En concreto, Mateo 12,38, panda de herejes y apóstatas.

(**) Antiguamente, Avda de José Antonio; que es la única calle personalmente dedicada que estaba en todos los callejeros y que nunca incluía los apellidos, como sí tenían las dedicadas a generales, coroneles y demás escalafón victorioso; José Antonio era un nombre suficientemente expresivo por sí solo; y se pronunciaba siempre con sinalefa, Jo-Sean-To-Nio. Que a los millenials os falta mucha retrocultura.