
Este fin de semana he hecho un descubrimiento curioso, que procedo a compartir con ustedes, les guste o no. Como saben, desde tiempos de Carolo*, el escudo de España incluye una columna a cada lado, con la leyenda «Plus ultra», para simbolizar que los españoles fuimos al Más Allá (titotatín tatín). Pues yendo a visitar el Palacio de Aranjuez me encontré, en lo que viene siendo la entrada del recinto jardineril-palaciego, con las columnas de Hércules, representadas en un grupo de esculturas mitológicas en una fuente. El centro de la fuente lo ocupa una escultura que representa a Hércules asesinando a Anteo por el procedimiento habitual**; a diestra y siniestra están sus dos columnas, con sus respectivas leyendas heráldicas. En la base de la columna «ULTRA» aparece la palabra «Calpe»; y en la otra, «PLUS», que aquí arriba ut supra les muestro… pone «Avila». Bien clarito.
Al parecer, Calpe y Avila son los nombres originales de las dos columnas de Hércules, que corresponderían al peñón de Gibraltar y al cerro del otro lado del estrecho, cerca de Ceuta. La fuente fue mandada construir por Fernando VII para celebrar que en ese mismo lugar destronó ignominiosamente a su padre***, dando comienzo a uno de los peores reinados de España, si no el peor (en varias fases, eso sí), y cuyas consecuencias todavía estamos pagando.
Seguro que alguno de los lectores más culturófilos y literatúfilos de este blojh dirá que eso de Calpe y Avila ya lo sabía todo el mundo, pero creo que no. Emocionado me hallo de saber que prácticamente vivimos en un terreno mitológico; la hipótesis que barajamos (los gatos del Camarada y yo) es que Hércules, en el transcurso de la realización de sus Doce Trabajos, fundase nuestra ciudad con el mismo nombre que aquella columna que desencuadernó para abrir el paso entre el Mediterráneo y el Atlántico. Todavía hoy seguimos reivindicando algo de eso, por cierto. Después de Hércules ya vinieron los romanos, San Segundo, Raimundo de Borgoña y el Chusma. ¡Cuánta grandeza!
(*) El lema adoptado por el emperador Carlos V era realmente «plus oultre» (porque fue escrito en la lengua materna del susodicho, que por muy rey de Castilla, emperador de Alemania y nacido en tierras de Flandes que fuese, lo que hablaba era gabacho). Los consejeros le aconsejaron traducirlo al latín para que calase mejor en la sociedad española, molesta por gran cantidad de inmigrantes borgoñones que vinieron a vivir de las paguitas y prebendas concedidas por el rey.
(**) Anteo fue un gigante -hijo de Gea- derrotado por Hércules, que tuvo que levantarlo en brazos como para celebrar un gol antológico. En realidad era porque Anteo extraía su fuerza de la Tierra (como la calefacción nueva esa que nos están poniendo en Ávila), y era necesario tenerlo en vilo -lo que viene a ser sin toma de tierra- para poderlo espachurrar como una boa constrictora, sin que éste se pudiera defender con los superpoderes que le proporcionaba su madre Gea.
(***) El Motín de Aranjuez se quiso presentar ante la opinión pública como una reacción popular contra Carlos IV y -sobre todo- Godoy, pero realmente fue orquestado por el Príncipe de Asturias y parte de la nobleza española (algunos se llegaron a disfrazar de persona para mezclarse con el populacho e incitar a la rebelión. Napoleón no tuvo más remedio que invadirnos para tratar de poner orden (eso es lo que dijo él, claro).