Tumba

El camarada titular de este bló me ha pedido una explicación al monumento del Street Museum más cercano a su domicilio actual, y esta explicación que le debo se la voy a pagar. Se trata de la Tumba del Quinto Beatle Desconocido.

El cementerio más pequeño de Ávila, y uno de los más pequeños del mundo, está ubicado en la Plaza de Salamanca; lugar en disputa entre las calles Dr. Fleming y Avda de Portugal y que poca gente sabe que es una plaza. Y mucho menos, que es un cementerio. Un cementerio con una sola tumba, con una pradera de como 0,07 Bernabéus, y protegido por algunas coníferas y ciruelos.

Cuando en la época postmedieval comenzaron a aparecer las personas candidatas a la denominación de «El Quinto Beatle«, hubo una auténtica batalla campal por ser considerado el Único Quinto Beatle que dejó innumerables bajas (la mayoría, a manos de Yoko Ono). Uno de ellos fue a dar con sus huesos aquí, y como tal es honrado en este bello sepulcro. Y no, no es Apu Nahasapeemapetilon. Es des-co-no-ci-do. Cuenta la leyenda que algún día se alzará de su sepulcro y explicará el sentido real de la canción Lucy in the sky with diamonds.

La pieza está realizada en Granito Abulense, hábilmente tallado para que parezca antigua, hay quien dice que visigoda, aunque… ya tú sabeh lo que pasa con eso. La tapa se encuentra algo deteriorada como consecuencia del Crack de 1929. Y, lo más importante, hay alguien que le echa migas de pan a los gorriones, alrededor de la tumba, casi todos los días.

Casita de ladrillos de «Los 3 cerditos»

El Ayuntamiento de Ávila, siempre pensando en la infancia, colocó en esta rotonda (que es triangular, by the way) un bello símbolo de uno de nuestros cuentos favoritos: Los Tres Cerditos. Realizada en ladrillo visto, se ubica en la bajada de Santo Tomás (anteriormente, «Bajada del Alférez Provisional, Cadáver Efectivo»), en su confluencia con la C/ Dr. Jesús Galán.

El monumento representa la casa del cerdito listo y trabajador, que la hizo de ladrillos. Las casas de los otros cerditos no están, siguiendo la literalidad del cuento; porque los cerditos vagos, queridos niños, que las hicieron de paja o de palitos, vieron cómo el lobo soplaba y soplaba y sus casas derribaba. Así que la obra representa el final del cuento, con su dura moraleja: «la meritocracia crea una sociedad más justa, donde los logros personales se obtienen en función de los esfuerzos y las capacidades individuales».

El cerdito que vive dentro sigue lanzando proclamas por el ventanuco: «alquilar es tirar el dinero», «la vivienda nunca baja»o «menos samba y más trabajar», aunque el ruido del tráfico no siempre permite oírlas.

Gog y Magog

Alcanzamos con esta entrada la decena de obras del Ávila Street Museum, con un par de figuras que adornan la entrada principal a la Catedral: Gog y Magog. Como se ven desde la calle, pertenecen a nuestro ámbito del Street Museum. Vamos a explicar el origen y leyenda de estas bellas imágenes postmedievales. Y son postmedievales porque, aunque la Catedral sea muy medieval y mucho medieval, éstas figuras no lo son.

Ërase una vez un obispo al que se le puso en las narices trasladar la puerta principal original medieval desde el lado oeste al lado norte. Para que mirase hacia su episcopal palacio; como quien pide que le cambien la bañera por un plato de ducha. Hízose lo que pidió, y ahora esa puerta luce fermosa en el lado norte, pero si la visitáis y sus fijáis bien, veréis que de los 12 apóstoles (6 a cada lado), los dos de fuera ya no están colocados como los demás, porque no entraban en el hueco. Aparte, claro, hubo que hacer una puerta nueva para el lado oeste. Y ya se había terminado la edad media y agotado el presupuesto; por eso el pórtico está rematado con piedra de marca blanca que se deshace (en lugar del Granito Abulense™), la torre derecha está a medias y con una sobrechapuza de ladrillo, uralita y pladur.

Para adornar la nueva puerta, hartos de florituras, se labraron estos dos monstruos bíblicos. ¿Quiénes son Gog y Magog? Gog, el de la izquierda, es el demonio que llegado el fin de los tiempos castigará a los que te envían mensajes de audio por whatsapp cuando estás en el curro. Magog, a la derecha (al que además pusieron la cara de aquel obispo tocapelotas), es el que atizará con su enorme porra a los que no silencian el móvil en el teatro, en especial a uno que el otro día osó contestar en mitad de la obra para decir bajito «que no puedo hablar, que estoy en el teatro» y siguió viendo la representación tan tranquilo. «Le darán la del pulpo, le crujirán los acostillares, le reventarán el móvil y quedará sin datos ni wifi por toda la eternidad.» (Apocalipsis, 65:65). Así sea.

El Teresímetro

Como ya sabrán los seguidores del Ávila Street Museum, y de ésta su serie derivada, Ávila Road Museum, son innumerables las imágenes de Santa Teresa que están repartidas por nuestra ciudad, en forma de estatua, óleo sobre lienzo, bajorrelieve, temple sobre tabla, cartel, altorrelieve, holograma, acrílico sobre gotelé, logotipo, recuerdo, pin, colgante o yema. Incluso tenemos algún cacho del cuerpo (no dispongo ahora mismo del mapa de despiece y corte).

Enterado de esto la Corporación Municipal, a la que no se le escapa ni una, decidió instalar un Contador de Teresas, diseñado con la novedosa tecnología de Cadena de Bloques de Granito y actualizado en tiempo real mediante un procedimiento de minería, que para algo somos Ávila Clever & Smart City. En el momento de realizar la fotografía, el contador iba por 1.515. El colgajo ese que tiene arriba es la antena de la wifi.

Está ubicado en la Avda Madrid, en su confluencia con la Calle Encarnación, al lado del Xi Hu (amigo del Camarada, por cierto).

Jimena

La moda también tiene cabida en el Ávila Street Museum. La figura de hoy se denomina «Chica Cosmopolitan Postmedieval», y se ubica en la Calle de San Miguel, cerca de la Plaza de Santa Teresa. No suele ser objeto del turisteo, porque está un poco escondida y a trasmano, a pesar de estar en un lugar muy céntrico. Es una pena; no dejen de visitarla, porque además, esta figura, que fue regalada a la ciudad por una empresaria, seguro que les encandila.

La escultura representa a Jimena Blázquez, chica portada en el Cosmopolitan de marzo de 1107. Jimena (o Ximena) se nos aparece ataviada con un vestido largo de la época, que oculta aunque no disimula sus turgentes curvas, y parece acabar de despojarse de un complemento ideal para ir a las justas y torneos: un sombrero. Y tiene una curiosa leyenda…

Cuenta la historia que Jimena era la alcaldesa de Ávila (cuando ese término únicamente designaba a la esposa del alcalde) durante el belicoso reinado de Aifon VI. Su marido, Fernán López, avisado de la presencia de moros en veraniega aceifa tal que pallí, salió de la ciudad con todos los hombres, con idea de expulsarlos al otro lado de las montañas. Sin embargo, esto era una estratagema, pues el enemigo se presentó tal que paquí, frente a las recién estrenadas murallas de Ávila. Cientos de recios hombres armados frente a unas cuantas mujeres, ancianos y niños…

Las milicias abulenses volvieron apresuradas en cuanto tuvieron noticia de la situación, temiéndose lo peor. Maravillados quedaron, tras comprobar a su llegada que los enemigos eran idos, y la ciudad estaba inexpugnada. Ximena contó a su marido que, bajo su mando, las mujeres se habían subido al adarve de la muralla disfrazadas con lo que encontraron para parecer guerreros, haciendo entrechocar perolas y sartenes para simular ruido de armas, y así hicieron desistir a los sarracenos de intentar un ataque a lo que parecía una ciudad bien defendida.

Fernán y sus hombres se lo creyeron.

Todos hemos visto por la tele los concursos y talent-chous de cantar, cocinar, coser o hasta forjar espadas, pero, sin embargo, los profesionales más inmarcesibles del hertorno hempresarial no tienen su concurso. ¿¿¿Es que nadie piensa en los consultores???  Pero aquí llega ¡¡¡Señior Consultin!!! (oportunamente les informaremos del craufundin que el Camarada y yo pensamos montar para desarrollar esto).

Señior Consultin será el concurso de talentos por antonomasia. En él, 16 chavales recién salidos de la facultad (a los que llamaremos yiuniors) irán por todos los demás poglamas-concurso (ya tenemos apalabrados Master Clerk, Maestros de la Tonsura y Pastor X) para ofrecer su expertise a los concursantes (aunque no tengan ni idea de lo que va el otro concurso, ahí está la gracia).

Los yiuniors formarán teamworks con los concursantes, y tratarán de organizar sus FTEs, mediante daily meetings, planes de negocio, cronogramas de hitos, matrices RACI, PERT charts, gromenauers y todo tipo de finstrows.

Como norma, los yiuniors siempre irán trajeados (aunque algún concurso se desarrolle en una isla costarricense); los viernes se les permitirá ir de casual (en plan cayetano), y, sobre todo, tiene que quedar claro que echan más horas que los demás concursantes juntos.

Cada sábado, en el programa especial del weekend, reportarán sus avances semanales al Project Leader (personaje por determinar; pero a su lado, Risto Mejode podría parecer buena persona), y por la noche se irán al afterwork a beber y fornicar entre ellos. En este programa se determinará quién ha obtenido el win-win de la semana; esto es, la recomendación más cipótica que haya sido aceptada por sus stakeholders (sin ser relevante que estas recomendaciones les hayan hecho avanzar o ser expulsados en sus respectivos concursos).

El premio será entrar de becario en empresas del ramo.

Nosepass a punto de evolucionar

El monumento al Pokemon Nosepass es una muestra más del compromiso de la ciudad abulense con las nuevas tecnologías, el metaverso y el mundo gamer, en línea con la distinción «Ávila, Clever & Smart City». Se ubica en la confluencia de la carretera del Espinar con la carretera de Madrid, denominada Avda de Juan Carlos I o Carretera Villacastín-Vigo o N-110 (Soria-Plasencia) o N-501 (Madrid-Salamanca). Ahí, tojunto en una misma línea, como ecuaciones equivalentes.

El origen de la figura es extraño. Parece ser que a Nalvillos Blázquez, un empresario local, le salió como regalo en un Phoskitos, lo que desató las protestas y envidias de sus compañeros de la Cámara de Comercio, que entendían que puesto que el Phoskitos había sido cargado a la entidad como dietas por parte del empresario (la costumbre), el regalo debería ser propiedad de la Cámara. El empresario adujo que, dado que no iba a regurgitar el pastelillo, tampoco iba a entregar el regalo. Esto estuvo a punto de provocar la desaparición de la Cámara de Comercio. Después de años de disputas, Nalvillos decidió donar la figura a la ciudad, para que no hubiera rencillas.

Nosepass es un Pokémon de tipo roca introducido en la tercera generación. Está realizado en fierro morroñoso (y ya van 3 de 3 hovras). Persisten las dudas sobre si el Pokémon está bien orientado, o si realmente se trata de un Probopass sin bigote.

Pincho antipalomas

En la entrada de hoy les mostramos uno de los monumentos más desconocidos de Ávila, el dedicado a los pinchos antipalomas, esos cacharros que, colocados en terrazas y azoteas, aportan un plus de fealdad arquitectónica. Bueno, y dificultan algo (no mucho) el posado de tan repelente pajarraco, foco de parásitos y deposiciones corrosivas. Está ubicado en el Pantano de Fuentes Claras, pequeño embalse ubicado en las cercanías de la capital, debajo del antiguo vertedero de basuras.

Cuentan los mayores que antiguamente este engendro echaba chorrazos de agua, que contribuían a oxigenar el charco en el que se ubica, pero quedan pocos abulenses vivos que lo hayan visto funcionar. El hielo, la mierda, y el elevado consumo energético parece que dieron al traste con el mecanismo.

Se intentó sacar cierto rendimiento al oneroso chisme, alquilándolo a los de Juego de Tronos para representar el trono de hierro, pero cuando se presentaron los de HBO para rodar las escenas preliminares fueron atacados por los gansos del Molino de la Losa, muy territoriales. La productora desistió, y como consecuencia del ataque, hubo que prescindir del personaje de Aerys Targaryen y Lord Varys pasó a ser un eunuco.

Pululando por el juguete ese que parece que ya no se va a comprar Eloncio Almizcle, me he encontrado con esta maravillosa imagen de un cartel a la entrada de la central hidroeléctrica de Ézaro (el autor de la foto es Javier Pozo Castillo).

Cartel a la entrada de una central hidroeléctrica
Aquí hay tomate.

Tiene toda la pinta que en algún momento ha habido en esas instalaciones algún accidente laboral y las partes implicadas se han estado dando de palos para determinar la responsabilidad acerca del mismo. Me encantan este tipo de carteles. Es por eso que me fascina esta joya en el recinto de la Ermita del Cristo del Caloco, en la provincia de Segovia.

Papeleras, urnas y pelota. En ese orden.

¿Qué cojones ha tenido que pasar ahí para que «no enterrar urnas funerarias» aparezca antes que «no jugar a la pelota»? Sólo podemos imaginarlo. Pero, joder, qué historia tiene que ser…

Banda sonora recomendada
Engranaje relojero

«El Relojero de Ávila» es un monumento extraño, como la mayoría de los chirimbolos del Ávila Road Museum. Realizada en fierro morroñoso, como la hovra anterior («La Bragueta de Villatoro»), la pieza representa un engranaje de un reloj postmedieval, una rueda dentada cuyo giro marca el paso del tiempo; y hace referencia a una actividad muy tradicional en nuestra provincia.

Como está frente al lienzo norte de la muralla (ese que, cuando nieva, sale por la tele con los chavales deslizando el culo por la laera), es visto frecuentemente por los turistas que, desde la distancia, lo interpretan de diversas maneras: «¡Es el pokemon Klinklang!», «¡Es el giratiempos de Harry Potter!»; los franceses son los que más se acercan: «C’est Monsieur Chrono!».

Como ubicación más precisa, está en la Avda. Madrid (nuestra vía más rotondil, ya lo verán si nos siguen), en el punto en el que parte la Ronda Vieja (cuesta de adoquines que rodea la muralla y suele salir por la tele con ocasión de diversos eventos deportivos); en sentido contrario está la Calle del Molino del Carril (conocida en Ávila como «los Guindillas»). Para rematar con el tema de costumbres abulenses, en las fiestas del barrio más fiestero (y pro-vacuna) de Ávila, en esta zona se procesiona y baila al ritmo del pasodoble «El Gato Montés». Que pensaréis que me invento toas estas insensateces, pero no; semos asín. Denle like y suscríbanse.