Viendo el saldo entre importación y exportación de series de ficción en este país, creo que salimos ganando. Exportamos con éxito gran cantidad de ponzoña nuestras series más representativas —Ana y los 7, Médico de familia, Un paso adelante, Los Serrano, Cuéntame cómo pasó…—, que se adaptan en sitios de esos del extranjero. Que se las lleven lejos y que no vuelvan. Y, a veces, tomamos una idea de fuera y hacemos una cosa bastante decente, como es el caso de «Vota Juan». Cambiar Cuéntame por esta que comentamos hoy me parece un negocio redondo.

He visto en algunas críticas comparar a «Vota Juan» con «Veep» pero, como esta no la he visto, lo que pasó por mi cabeza nada más empezar a verla fue el producto original —del que «Veep» parece ser la versión estadounidense— del mismo creador, Armando Iannucci: «The Thick Of It». El protagonista de «The Thick Of It» es un personaje llamado Malcolm Tucker, interpretado por Peter Capaldi, Director de Comunicación, hombre fuerte del partido —¿Qué partido? Da igual, las tripas de todos se parecen— y mano derecha del Primer Ministro. Por cierto, me parece escandalosamente bajo el número de votos y críticas que tiene esta serie en Filmaffinity. Vayan a Filmin y se la vean, que merece la pena.

Lo mismo te hago de Time Lord que de político hijoputa.

En «Vota Juan» hay un personaje similar a este pero, aunque tiene un peso importante en las tramas, no es el protagonista. El protagonista absoluto es Juan Carrasco —magistralmente interpretado por Javier Cámara—, un político mediocre de Logroño que ha terminado siendo ministro de Agricultura y que nos arrastrará a los más fangosos abismos de vergüenza ajena y vicisitud.

¡Que dejes de hacer las comillas, Juan!

Carrasco aúna todas las facetas asquerosas de los políticos patrios con las de un über-cuñado que ríete tú de Martín Varsavsky. No tiene ni puta idea de nada que no sea reptar y maquinar—y ni eso se le da bien del todo— contra sus propios compañeros de partido. Dice una cosa y acto seguido la contraria porque es un metepatas, o no entiende a su interlocutor o quiere quedar bien con él a toda costa. Los momentos de vergüenza ajena se suceden a un ritmo difícil de asimilar y Juan no deja de caer bajo y seguir cavando a lo largo de la serie. A su lado estará siempre fiel su jefa de comunicación, Macarena, interpretada por María Pujalte. Aunque Macarena debería ser la voz de la cordura que frenara las idioteces de Juan, lo cierto es que siempre acaba dejándose liar por este ya que, como ella dice, «cualquier cosa antes que volver a Logroño».

Macarena no quiere volver a Logroño. Quién querría…

Durante la primera temporada veremos a Juan maniobrar para presentarse a las primarias del Partido —¿Qué partido? Da igual, las tripas de todos se parecen— y acabar cumpliendo su sueño de llegar a la Moncloa. Así asistiremos a la sucesión de búsquedas de apoyos y avales, filtraciones a la prensa, aprovechamiento de cualquier acto para hacer campaña y aireamiento de trapos sucios de tus rivales con tal de llegar a la meta. ¿Y cómo acaba la cosa? Bueno, tendréis que verlo pero Juan es el rey del #SaleMal y del #NoSePodíaSaber.

La segunda temporada, titulada «Vamos Juan», arranca dos años después. Carrasco ha vuelto a Logroño —como podéis adivinar, no llegó a la Moncloa—, da clases —mal— de biología y se muere de asco. Hasta que se decide por volver a Madrid y crear un nuevo partido —¿Qué partido? Da igual, las tripas de todos se parecen— para presentarse a las Generales y huir de que los alumnos —y sus padres— le partan la cara de vez en cuando.

Juan no escarmienta.

El humor se vuelve, si eso es posible, aún más negro a medida que Juan intenta conseguir financiación y fichajes para su nuevo partido. Contará para ello con la ayuda de su fiel Macarena y con la de su hija Eva, interpretada por Esty Quesada. Aunque este personaje ya tenía algunas apariciones en la primera temporada, en esta segunda ganará peso y nos dejará grandes momentos de incomodidad. Eva sí será, a su manera, la voz de la cordura. A su muy peculiar manera.

Mi padre es gilipollas.

La segunda temporada me ha parecido incluso mejor que la primera. No quiero contar mucho de la trama para no destriparla, pero ya os adelanto que tiene muchos momentos en que no sabes si reír o llorar de la mucha vergüenza que os hará pasar. Y no cabe esperar que la aventura termine bien, claro.

¿A qué se me parecen esos papeles que destruye Juan?

A falta de ver la tercera, y última, temporada —«Venga Juan»—, no puedo hacer más que recomendarla. A ver si con productos como este se revoluciona un poco la comedia española. Que falta le hace.

Banda sonora recomendada.

langarto

La América Precolombina y Postmedieval también tiene su sitio en el Ávila Street Museum. Al final del conocido como Jardín del Recreo o del Dos de Mayo se ubica esta pétrea maravilla denominada «Jurassic Park». El monumento representa un Tyrannosaurux Rex en actitud amenazadora, y fue donado a nuestra ciudad por el Gobierno de Nicaragua, queriendo simbolizar cómo los conquistadores españoles fueron los grandes depredadores  del territorio chorotega. La corporación municipal contestó al embajador con un sincero «¡Viva Honduras!».

Nicaragua no aportó mucha más información sobre la estatua, pero la hemos sometido al rigurosos análisis de nuestros ejpertos. Veamos… La obra es antigua de narices, porque tiene líquenes pegaos en la cabeza. El pedestal bien se ve que salió barato. Algunos afirman que realmente se trataría del dios Cipactli sentado en el retrete, lo que también podría dar otro sentido a la dedicatoria. Otra posibilidad es que la obra sea la única escultura realizada por el poeta Rubén Darío, vinculado a la localidad abulense de Navalsauz. Se trataría de la perdida, aunque citada por algunos biógrafos, «Oh resacón, mi resacón»; lo que, de confirmarse, le otorgaría un valor incalculable. El líquen sobre la cocorota representaría a la absenta, «la musa verde» de pintores y poetas.

Bola Extra 1: La escultura se ubica en el mismo mismito lugar donde estuvo colocado, χρόνια και χρόνια, el Monumento a las Jlorias Abulenses (más conocido por alguna extraña razón como «La Palomilla» ), y que ahora vuelve a estar en la Plaza de Santa Teresa.

Bola Extra 2: En el fondo (inferior derecha) de la afoto se puede ver la antigua y jurásica Estación de Autobuses de Ávila, actualmente sede local de QAnon.

Cremallera

Comienza la sección Ávila Road Museum con esta simpática obra. La Bragueta de Villatoro es un rotundo homenaje al accidente geográfico que ocasionalmente mitiga nuestra pertinaz sequía; pues han de saber vuesas mercedes que, igual que en otras latitudes se asignan metáforas y metonimias a los vientos (cuando «soplan» vientos ábregos, tramontana o el Moncayo), en Ávila se asigna esta procedencia «de la bragueta» a los vientos húmedos que, favorecidos por el desnivel del Puerto de Villatoro (al oeste de la capital) y libres del perverso efecto Foehn que castiga a las borrascas del sur, son capaces de regar ubérrimamente nuestro suelo cual Manneken Pis meteorológico. La propia obra en sí es otra metáfora.

Este exvoto pagano está realizado en fierro morroñoso, el material preferido de los artit-tas modernos. Se encuentra en la Avda de Madrid, en su confluencia con la Avda. de Portugal. Anteriormente en este mismo sitio hubo una fuentecilla; pero la ubicación de la rotonda, en una umbría, favorecía la formación de icebergs.

El cruce, como tantos otros de nuestra ciudad, estuvo regulado por semáforos hasta que el movimiento rotondista se impuso. La revolución semaforoclasta fue tan agresiva en Ávila que prácticamente hay más semáforos en el Parque Infantil de Tráfico que en el resto de la ciudad; se conservan a modo de reliquia para que los niños pueden identificarlos y sepan cómo comportarse cuando viajen a ciudades normales.

La Isa

Antes de ser una serie de televisión, Isabel fue una reina de Castilla (y más sitios), que demostró su noble carácter desde el mismo comienzo de su reinado: usurpando el trono. Aunque en ejste bló somos (y siempre seremos) leales a la legítima reina, Dª Juana Trastámara Avis, hemos de describir (con gran pesar de nuestro corazón) el busto* de Isabel, que ocupa uno de los lugares más postmedievales de la ciudad: al lado del Torreón del Homenaje (el más alto de la muralla), en el comienzo del Paseo del Rastro desde la Plaza de Santa Teresa.
Lo que sí que hemos de reconocer es que todo lo relativo a la erección de esta obra fue un acierto. En primer lugar, la expresividad de la escultura; el autor ha sabido captar ese carácter imponente que la reina siempre supo mostrar en el ejercicio de su mandato; esa mirada que sin duda dedicó a Enrique IV, a Boabdil y a tantos otros amigos y enemigos. Vamos, que destila malaleche. Que si le pilla al escultor, no le habría dicho eso de «troppo vero»; le habría mandado a su confesor Tomás a que le relajase.

Siguiendo con lo de la erección, véase el simbolismo de su ubicación con fondo vegetal; me faltan las palabras para sintetizar cómo se expresa, diciendo pero sin decir, que Isabel tuvo que desempeñar un oficio en el que se prefiere, en el mismo grado, el varón a la mujer, por el artículo 57. Y qué decir del pedestal, qué hay más abulense que el granito, que aporta altura y firmeza. Recordemos que Isabel nació en Madrigal of the Hightowers, localidad muy abulense y mucho abulense.

And last but not least, la estatua está en el sancta sanctorum del Ávila Street Museum, el lugar con mayor densidad de arte local; un enclave donde Isabel tiene cerca a otras estatuas de insignes abulenses, como Santa Teresa o Santa Teresa (es que hay dos estatuas de Santa Teresa en la Plaza de Santa Teresa).
* La extraña polisemia de la palabra busto en castellano probablemente conduzca a que algunos, los más aficionados a la serie televisiva, estéis pensando en algo como esto. Pues no…

Michelle

Leemos con regocijo que los coches sin etiqueta medioambiental ya no pueden circular por el interior de la M-30. Pero resulta curioso el muy distinto tratamiento que han dado los medios a la noticia ahora y cómo lo hacían hace once años. Vean el titular que recogimos entonces y que recuperamos en Halón Clásico. Qué chorprecha, ¿verdad?

¡Qué chorprecha!
Me voy a hartar de poner esta captura

Banda sonora recomendada

Vivaspaña

Comienza aquí a petición del público, un spin-off de la serie Ávila Street Museum, denominada, como se indica ut supra, Ávila Road Museum.

Porque desde que Raimundo de Borgoña fue convocado a repoblar nuestro escabroso y yermo territorio, en época pre-postmedieval, y trajo desde sus tierras sus gabachas costumbres, mandó a sus subalternos cumplir lo siguiente: «E fáganse rotondas en todos los crusces do sitio oviera, para evitar que se esnafren caballeros, garçones e mercaderes«. Y aquí viene lo importante: «e se ponga en cada rotonda una ymagen de piedra labrada o quanto menos un árbol, porque los ruanos de la cibdad, que se conduzen como un pizzaiolo con vespino, van cantando: si la rotonda no tiene una fuente, la paso de frente; si la rotonda no tiene un arbusto, la salto con gusto«.

Por eso, las hovras de las rotondas tienen una cuádruple misión: la primera (que comparten con las figuras del Ávila Street Museum) es dar gusto a las musas, a la belleza y al harte en jeneral. La segunda, como ya pedía Don Raimundo, es servir de obstáculo para evitar que los conductores «hagan un recto». En paralelo, la tercera función es aportar visibilidad: algunas rotondas de la Avda Madrid, los primeros sábados por la noche después de haber sido montadas (sólo con un bordillo y césped o gravilla), sufrieron embistes de conductores que -confundidos por la noche- ignoraban la nueva disposición vial. Y, last but not least, servir de alimento al ego de nuestros próceres y munícipes, ansiosos por dejar su impronta para la posteridad, como Ramsés II en Abu Simbel. Ay, si los egipcios hubieran conocido la rotonda…

Las rotondas, además, llaman a la innovación artística: son como un petit-Pompidou, un little-MOMA, un txiki-Guggenheim. En ellas nos podemos encontrar las obras más vanguardistas, horteras y perrofláuticas. También sirven para ubicar cacharros viejos y excedentes de obra que, rodeados por parterres de petunias o pensamientos (flores rotonderas por excelencia), adquieren un nuevo significado. No sé cuál. Alguno.

Por tanto, queda inaugurada esta sección con la rotonda más emblemática de nuestra ciudad, donde confluyen las carreteras Madrid-Salamanca, Soria-Plasencia y Toledo-Valladolid, amén de otras callejuelas y vías de servicio. Esta rotonda tiene una enorme fuente, que a veces hasta echa chorrazo, y en ella fue instalada nuestra insignia nacional, que los días de viento ondea orgullosa recordando que Ávila es una ciudad como Dios manda. Y además es un jran anemómetro.

Ruben

Hoy, primero de mayo, aprovechamos para incluir otra edición especial del Ávila Street Museum. Se trata de la escultura «Ganarás el pan con el sudor de tu frente», ubicada en el Jardín del Rastro, al lado de la puerta del mismo nombre, en el lienzo sur de las murallas.

El busto muestra la figura de un trabajador postmedieval, probablemente, de los hornos, donde es de suponer que haría bastante calor. Gotas de sudor perlan su frente y púberes canéforas le ofrenden el acanto. Sin duda, con esa gota, el autor quiso representar la dureza del trabajo y reivindicar una mejora de las condiciones laborales. Es de un extraño color azul, el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, lo cual también relaciona esta pieza con los Simpson.

El trabajador contempla desde su privilegiada posición el Valle Amblés y las nieves de la Sierra de la Paramera. No se puede ver en la foto, porque claro, el señor mira pacá y las vistas están pal otro lao. O salía la cara o salían las vistas pero con el cogote. No sé si me explico.

 Emperador

Continuamos para bingo con la serie Ávila Street Museum. La obra de esta semana está ubicada en la Travesía Dolores de Palacio, una especie de Callejón Diagón, desconocido para los muggles, que comunica las calles López Núñez y Tomás Luis de Victoria; ubicación acertada para una de las obras más mágicas de nuestro catálogo. Se trata de la estatua en terracota transparente del Emperador de Xian, cedida por el Gobierno Chino.

Cuando el Ayuntamiento de Ávila propuso el hermanamiento entre nuestra muralla y la de China, enviando como gesto de buena voluntad una caja de yemas y un chuletón envasado al vacío, recibió como respuesta esta delicada escultura del periodo Ping -t. En ella se muestra a Kung Pao, emperador de Xian, vestido con armadura de combate, y es una de las pocas esculturas de terracota transparente que se conservan. El envío incluía instrucciones de las autoridades chinas para su montaje: «Arte artesanal postmedieval para decorativo. Tú nivela bien colocado evita caída. Pedestal no incluido.»

En el consistorio hubo unanimidad en considerar que la propuesta había sido un éxito, y todos alabaron la transparencia y belleza de la pieza. Claro, que también hubo unanimidad cuando les presentaron la maqueta del Edificio de Moneo, pero esa es otra historia. O puede que la misma. A la hora de ubicar la escultura, no sin varias deliberaciones y descartar una rotonda recién perpetrada, se eligió este lugar, bajo techo y más protegido de las inmisericordes heladas abulenses. Desde su pedestal (realizado en el mismo granito de la muralla, para subrayar el hermanamiento), el Emperador nos devuelve la mirada, mimetizado con el gotelesco fondo.

 

Leía el otro día en el juguete nuevo de Eloncio Almizcle a algún cuñado diciendo que los jóvenes de ahora no pueden comprarse un piso como sus padres porque se gastan el dinero en suscripciones a plataformas de streaming y otras futesas. Y me he preguntado —que uno es mucho de preguntarse cosas, ¿saben?— si ahorrándose la cuota mensual de Netflix podría llegar uno a tener más patrimonio inmobiliario que el pobre Felipe VI.

Para nuestro sencillo experimento he buscado el piso más barato anunciado en Ávila capital que no tuviera pinta de decorado de slasher. Algo en lo que pudiéramos entrar a vivir tal cual está porque, como jóvenes derrochones, tampoco tendremos pasta para mucha reforma. He encontrado un auténtico diamante en bruto en La Cacharra, barrio humilde de «casas baratas» del Franquismo al norte de la ciudad. Hasta el baño está bastante decente para lo que se encuentra uno en este rango de precios.

Cuarto de baño decentillo
Ahí se atrevería a cagar y ducharse hasta este su melindroso servidor. ¡Si tiene ventana y todo!

Un suntuoso palacio de 44 metros cuadrados útiles, en los que el hábil arquitecto fue capaz de encajar salón, cocina, baño y tres dormitorios. Situado en un tercer piso sin ascensor, que luego la comunidad se dispara y, de paso, mantenemos el culo firme subiendo escaleras. Y sin el lastre de un costoso sistema de calefacción, ¿tú has visto el precio del gas, amigo? Y por «sólo» 34.000 boniatos. ¿Es un chollo o no es un chollo?

Para poder plantar un felpudo con frase ocurrente en la puerta de esta mansión —financiación mediante— tendremos que soltar unos 11.350 aurelios para entrada, impuestos y gastos. Por otro lado, la cuota mensual de Netflix más barata es de 7,99 pavos. Haciendo un sencillo cálculo, obtendremos que bastaría con dejarnos de «Vikingos» y «Los Bridgerton» unos 1.423 meses de nada. 118 años y medio. Os quejáis de vicio, chavales…

Banda sonora recomendada

Hace un rato leía en la red social esa que se está comprando Elon Musk un par de tweets que animaban a dar un poco de leña en las reseñas de Google a una empresa por haber hecho una «oferta de empleo» vergonzante. Concretamente estos:

Captura de Tweeter
Captura de Twitter

Y por mucho que me guste dar leña a las empresas que se pasan los derechos laborales por el forro, no sé si se ve que lo que se propone tiene un «pequeño» fallo. Os dejo un momento para pensarlo… ¿Ya? ¿No? Os voy a dar una pista: ayer mismo me ciscaba en todo lo ciscable acerca de un accidente laboral. Y, sin embargo, me abstuve de dar el nombre de la empresa o de nadie relacionado con ella. Por muy cabreado que esté con la empresa, el caso no ha sido juzgado aún.

Pues las mismas precauciones creo que deberíamos tener con estos tweets. No sé quién es el usuario que los escribe y no tengo ninguna prueba de que lo que dice sea cierto. Podría ser el propietario de una empresa rival, ¿no? Conmigo no contéis para rodear el molino en llamas portando bieldos y antorchas…

Banda sonora recomendada