Foto desde el lao bueno. Bueno…

Con esta son tres* las entradas de rotondas con decoración artística (cof, cof) que se ubican en el espacio delimitado por la Aneja (perdón, CEIP Claudio Sánchez en albornoz), del Gobierno Civil, (perdón, Subdelegación del Gobierno) y del Parque de San Antonio. Hemos de decir que esta erección ha sobrepasado todas las expectativas. La palabra que se me ocurre para definirla es: “cipótica”.

He de reconocer que cuando empezaron a elucubrar sobre ella, yo me esperaba una estatua de Willy (columnista ocasional), sentado en un sofá, leyendo el Diario en alpargatas y en actitud ojiplática. Y casi acierto, porque así es como se ha quedado el susodicho (pero no tiene nada que ver con el artefacto). Lo que han puesto ahí es indescriptible. Una columna CHIRIMBOLO metálico, colorao como recién pintado de minio, y una estatua QUE NO SE VE (de color negro mate, invisible salvo algún momento en que la luz del solsticio incida asín como al bies, casi como esta mañana). Y letras que también es complicado leer; no olvidemos que esto es una rotonda y cada letra mira pa un lao.

Entrando por Hornos Caleros. Como si pones transparencia en el potochop

Para mitigar un poco el desasosiego que produce su contemplación, han plantado florecillas en lo que viene siendo la zona terrícola del redondel; quizá hubiéramos preferido un seto de arizónica de 4 m de altura o que caiga un meteorito como el de Chicxulub de una (…) vez. Es significativo que la inscripción que trepa por una de las figuras sólo sea legible cuando entras en Ávila con la cabeza daleá (debido al ángulo de 90º que forma con la horizontal), eso suponiendo que no sea por la tarde, pues con el sol en los morros malamente podrás leer nada.

Desde la Avda. Madrid.

A última hora ha habido un imprevisto, la placa conmemorativa donde figuraba la explicación del adefesio (que ayer por la mañana estaba) ha sido retirada. Esperamos que la repongan para informar sobre ella, lástima que no le hice foto para jugar a eso de «busca las 7 diferencias».

(*) Ello es posible por la superposición cuántica, fenómeno inventado por el gato de Schrödinger.

Antes tot esto era el camp

Seguimos en racha en el Ävila Road Museum, tras la incorporación de un nuevo monumento al conjunto de chirimbolos en rotondas. «125 Aniversario del Barça» es un adefesio que conmemora la efeméride cumpleañera de este más que un club, ya que fue fundado en 1899. Se ubica a escasos milímetros de la entrada anterior de esta misma sección, en la confluencia de Hornos Caleros, Avda. Madrid y Paseo de don Carmelo. Se compone de diversas figuras en colores blaugranas, con la leyenda 125 aniversario puesta de lao, como pa que algún conductor que lo intente leer se esnafre.

El monumento ha sido sufragado por la Peña del Barça Alfredo di Stéfano*, a instancias de su más insigne miembro, Willy. El encargo pasó por diversas manos, como si fuera un proyecto de informática (requisitos, análisis, retraso, diseño, programación, nuevos requisitos, reprogramación, pruebas, despliegue en viernes, catástrofe, análisis, programación, remiendos, implantación), por lo que nos cuesta describir el significado del mismo. Meses se han tirao dando vueltas al monumento, hasta acabar así. Nos consta que la propuesta de pegar un plátano con cinta americana finalmente fue desestimada; aunque puede que al engendro le falte alguna pieza, que por un error de paquetería lo mismo ahora forma parte del cuete Euclid, actualmente en el punto L2 de cercanías.

Tras la ceremonia de inauguración, los miembros de la peña se desplazaron a su habitual órbita barheliocéntrica** para brindar con cava y solicitar la devolución del dinero del croufundin, visto el resultado. La lamentable derrota ante el Leganés, en casa, justo un día antes de la inauguración no ha hecho sino exacerbar los ánimos de este simpático y melancólico colectivo.

(*) La peña se fundó en 1953 a raíz del fichaje del astro argentino por parte del F.C. Barcelona. El hecho de que el gobierno franquista aplicase el 155 para que Don Alfredo Di terminase jugando en el Real Madrid no pudo quebrar la firme decisión de los fundadores, que mantuvieron el nombre original como acto de silenciosa protesta frente a esta inyustisia.

(**) Alrededor del Bar Sol.

Qué sera, será…

Nuestra ciudad continúa a la vanguardia del rotondismo artistístico. El Monumento al Clickbait es la última muestra; fermosa obra recién ubicada en la confluencia de las Avenidas de Madrid y de los Hornos Caleros. Bueno, la Avenida de Madrid transmuta su nombre por el de Paseo de Don Carmelo* justo ahí, pero viene siendo la misma calle.

¿Qué podemos decir de esta magnífica composición? Nos escasean las palabras… El autor, desconocido (prefiere permanecer en el economato), ha captado como nadie esta sensación que a todos nos invade cuando leemos un titular ponzoñosamente redactado, así como anunciando algo increíble, pero que conduce a una información obvia, falaz o absurda (muchas veces, las tres cosas). Que sabes que va a ser una gilipollez, pero vas y picas. Y era una gilipollez. Siempre.

Dada su ubicación, en la principal arteria** de nuestra ciudad, son millones los abulenses que nos han preguntado, en redes sociales, redes neuronales y redes de calor, por el sentido oculto de este adefesio. ¿Qué es? ¿A qué está dedicado? ¿Qué significa?*** Esto demuestra que la obra ha sido un acierto total, en su concepción, en su desarrollo y en su apoptosis.

Desde este blog tan intrascendente queremos solicitar a los responsables que esta obra permanezca así por los siglos de los siglos, congelada en el tiempo como un permanente “en seguida lo sabréis” que nunca llega a manifestarse, como los reactores de fusión fría. Ni siquiera aunque las figuras emplastificadas oculten chirimbolos de fierro morroñoso podría estar justificado el unboxing. Nada puede ser más bello que lo que nunca has tenido. O, como dicen en ajedrez, “la amenaza es más fuerte que su ejecución”.

Innecesaria foto del monumento visto desde otro ángulo.

(*) Don Carmelo fue un alcalde de Ávila, a principios del XX; se ve que era tan conocido que en la calle sólo figura su nombre, sin apellidos ni títulos.

(**) Es injusto que todavía ninguna urbe le haya dedicado una calle a la aorta, literalizando esta metáfora.

(***) Omitimos la palabra malsonante que normalmente aparece justo en el punto medio de estas interrogativas. Niños, usad esto como pista para saber si las palabras qué, quién, cómo, cuándo llevan tilde:

  • «¿Cuándo (…) vienes? : lleva tilde
  • «Cuando quiera»: no lleva.
Frens güil bi freeens

El Ávila Street Museum vuelve de su excedencia por exigüidad para traer ante vds un nuevo monumento, inaugurado ayer mismo por Mein Chusma y otro montón de gente: Ávila Ciudad Rimbombante. Elaborado en metal cupromorroñoso tras el que se ha colocado un pedrusco de granito tallado de gran tamaño. Lo que importa es el metaaaaal y lo que representa, el granito aquí nos sobra. Se ubica en el Paseo de San Roque, en la zona antigua, justo al lado de la escultura «Vivan las caenas«, de Elvira.

La placa es un claro ejemplo de la situación actual de nuestraa urbe, que desde que fue nombrada con los apellidos de Ávila del Rey, de los Leales y de los Caballeros por Alfonso VII no se había visto en otra igual. Alfonsiete puede estar orgulloso de que sigamos siendo tan espabilaos como cuando su padrastro y tocayo, Alfonso I de Aragorn, vino a visitarle y saludar a su ex (hechos narrados en el monumento Cimorro-Ñoso) y terminó haciendo fumé de rehenes en Las Hervencias en 1111*.

La cosa es que unos caballeros autodenominados International Solidarity for Human Rights, con sede en Miami y mil y pico seguidores en Tuíter, han visitado nuestra ciudad, y han tenido a bien elevarla al rango de Ciudad Amiga de los Humanos Derechos (que es la manera de andar por la vida para que no te duela la espalda). No he sido capaz de saber si existen más ciudades amigas.

No queda ahí la cosa, también nos han dicho que somos Faro de Dignidad y Justicia, que pensaréis que me lo invento pero no, está todo ferpectamente documentado y les pongo los correspondientes linkes para que lo lean con sus propios ojos, con gafas o lentillas si adolecen de algún tipo de problema visual, para no perderse detalle. De las obras y las zanjas no han dicho nada, pero de eso tenemos que ser un faro la (…) de alto.

Para la inuguración propiamente dicha, aparte de los habituales, ha comparecido Dª Devorah Sasha, que a pesar del nombre no sólo no tiene ningún problema alimenticio con las empleadas de hogar, sino que resulta que es la jefa del ISHR y es artista**, y tiene muchos más seguidores en Tuíter que la organización que preside, por cierto, casi cinco mil. En el acto han recordado a Santa Teresa (no podía faltar) y al Camino de Santiago (ruta Miami-Ávila-Rua do Franco-Plaza del Obradoiro).

Estas cosas nos llenan de orgullo y satisfacción, yo desde que sé que tenemos esa placa en Ávila camino mucho más derecho y más humano; el ÁSM alcanza la cifra de 110 chirimbolos, y un montón de gente se ha dado palmaditas en la chepa.

(*) Esto forma parte de las leyendas abulenses que aquí nos creemos a pies juntillas, como la de San Segundo o Jimena Blázquez, pero no está claro qué es lo que pasó aquel día.

(**) Es que hoy mi sra tenía una comilona programada (casualidad, serendipia) en el mismo restaurante que ella y me ha venido contando que una señora de otra mesa se ha puesto a cantar -con muy buena voz- arrancando los aplausos de los allí presentes; y ha resultado ser Doña Devorah.

El Hundimiento (Der untergang) es una película alemana que, gracias a mis escasos conocimientos del idioma kartoffelnero, he sido capaz de traductar. Les adjunto, convenientemente subtitulada, la escena más famosa, la reunión en la sede de AfA (Alternative für Avila).

Noviembre de 2024.

Éxtasis de Santa Teresa es una escultura poligonera (quicir, fabricada con fierro morroñoso en formas poligonales) recientemente pavimentada. Se ubica en la rotonda confluencial de la Avda Madrid con las calles San Pedro Bautista, Fray Luis de San José y Cuesta de Julio Jiménez. Representa a la susodicha santa, copatrona de Ávila y de un montón de sitios y entidades, recibiendo de manos del ángel calificador el documento acreditativo de haber aprobado la EBAU con un 13’872, lo que le provoca el éxtasis, tras un bachillerato pleno de sacrificios.

¿Salían del Samoa?

La escultura está claramente inspirada en la del mismo nombre, realizada por Bernini para la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma. El estilo es más moderno, el ángel se da un aire a Don Miguel de Unamuno* (así de lejos). Si aquella fue costeada por el poderoso cardenal Cornaro, ésta ha sido financiada por los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. Si desean saber por qué, les recomiendo visitar esta página tan ideal. O tempora, o mores, que dijo Belén Esteban.

En el momento de perpetrar estas líneas desconozco si la escultura ha sido objeto de inauguración por parte de alguna autoridad competente; o si ha aparecido allí, así como quien no quiere la cosa, a ver si cuela; aprovechando que el 15 de octubre se encienden las calefacciones comunitarias en Ávila**. Lo que sí que les puedo decir es que los lugareños nos hemos quedado tan morroñosos como las dos figuras aquí representadas, y mucho me temo que no serán las últimas en esta línea. El product placement teresiano está de moda.

(*) Podría representar al mancebo Andrada. ¿Tampoco saben quién es?

 (**) Pa los forasteros, quizá este dato sea el más verificable de todo este post.

Lo tiene todo, excepto hornos postmedievales

Recordarán vds que (hace un mes o así) el Camarada me informó de que se estaba llevando a cabo la erección de una rotonda-monumento dedicada al Diario de Ávila (en este link pueden ver incluso un supuesto render de la hovra, aportado por Elzo). Pues bien, como suele pasar siempre con las cosas que me comenta el susodicho Camarada, se había enterado mal. Lo que se estaba perpetrando no es sino una rotonda dedicada a la (vida) Diaria de Ávila; esto es, lo más representativo de nuestra agujereada ciudad, antiguamente conocida como Abula, Abyla, Óbila y cualquier otra combinación que se inventen.

La rotonda se compone de la preceptiva valla de obras señalizada con cinta de colorinchis, agujero de cierta profundidad, señales de peligro provisional (fondo amarillo) y tela verde de esa de tapar desastres. Durante algún tiempo ha convivido con las obras de la red de calor que cortaron al tráfico el Paseo de Don Carmelo en sentido pallá, pero ahora vuelve a mostrarse orgullosa e independiente. El hecho de ubicarse en una de las rotondas con más tráfico de la ciudad dificulta la instalación de unas escaleras mecánicas para bajar al parque de San Antonio (concretamente, a la zona de esparcimiento perruno), que habría sido la guinda a este pastel.

El monumento en cuestión nunca estará terminado, como corresponde a este periodo de incertidumbres que atravesamos. Es posible que lo tapen y lo dejen visitable unos días, para volver a abrir el bujero y reanudar las obras, como está sucediendo con algunas calles (Paseo de la Estación, Jimena Blázquez, y las que nos quedará por ver).

Gelifractum est (Foto @gbuenadicha)

A instancias de nuestros lectores**, siempre atentos a todo lo que acontece en esta nuestra ciudad, el Ávila Street Museum se complace en incluir entre sus engendros esta escultura que, como aquella carta robada de Edgar Allan Poe, estaba «oculta a la vista de todos»: el Monumento a la Gelifracción. Se ubica en la mediana prerrotondera de la Calle Nª Sra. de Sonsoles, según desciende hacia la Plaza del Descubrimiento. Lleva allí desde 1992 sin que nos hubiésemos percatado de su existencia. Que no se entere el Camarada, normal; pero lo mío no tiene perdón.


“Gelifracción” viene a significar algo así como “rompehielos” sólo que a la inversa; en este caso es el hielo el que rompe cosas, por esa extraña particularidad que tiene el H2O de expandirse cuando se solidifica, actuando como una cuña cuando se mete por las rejendijas de las piedras hasta conseguir meteorizarlas; como si fueran un partido de izquierdas en un congreso por la unidad ideológica.


En este caso el artista quiso representar el proceso como una cápsula del tiempo. El monumento, de estilo cubista/poligonero, se plantificó allí hace muchos años, disimulado en forma de ideograma simbólico-historicista; pero fue concebido de una manera tan ingeniosa que, pasados los eones, es ahora cuando constituye un vivo ejemplo del citado fenómeno geológico. Todo ello gracias a usar un material poco abulense (excepto para el granítico pedestal); ya nos pasó con el enlosado de la Plaza de Santateresa, que al llegar las primeras heladas ya parecía la bandeja del turrón.

Vista del monumento, de la sombra del fotógrafo y de la bici del fotógrafo

Estamos a la espera de que, completado su desarrollo conceptual, sea reinaugurado por las autoridades locales, bajo un titular de Avilared que incluya el adverbio “ahora”, con esa manera tan irónica que tienen de apelar a la hemeroteca y que tanto deleita a los ciudadanos abulenses.

POST-IT: Nuestro crítico de cabecera, Gebue Nadicha*** no descarta que el autor también quisiera reflejar el poder destructor de las naturaleza en su conjunto pues, aprovechando las hiendas creadas por el hielo, algunas especies vegetales han conseguido enraizar en el monumento, colaborando así a su lenta pero inevitable destrucción.

Detalle vegetal

(*) Lo incluimos en el Street y no en el Road porque no está (aunque estuvió originalmente) en el centro de la rotonda.

(**) En realidad, nuestro lector y autor de estas fotos a su vez ha leído la nota de otro lector que había comunicado el lamentable estado de esta escultura al Diario de Ávila, sin conocer que todo formaba parte de un plan.

(***) Que se ha negado a aparecer en una nota al pie, por lo que adoptamos excepcionalmente esta otra figura retórica.

Con Deportes Mal Practicados voy a cambiar un poco el tono de esta sección, a la espera de que el Camarada inaugure la nueva, dedicada a los problemas de la crianza de gatos preadolescentes. Si durante todos estos postes (plural castellanizado de post) les he desaconsejado deportes, hoy les vengo a explicar que, además, muchos de los deportes se practican mal. Quicir, puede que se practiquen según las reglas originales (con algún cambio ocasional para ganar audiencia), pero esas reglas estaban pensadas para gente como usted o como yo (sobre todo, como yo), no para la gentuza que los practica ahora.

El ejemplo más claro es el baloncesto. El cura* que lo inventó trataba de organizar una actividad pelotera para jugar dentro del gimnasio cuando hacía mal tiempo. Y se le ocurrieron las reglas del juego, similares a las actuales, pero con una salvedad: la altura de la cesta o canasta (que de primeras fijó en 10 pies, o sea, 305 cm) estaba pensada para que NADIE LLEGASE. De hecho, cuando se encestaba, había que sacar el balón con una escalera (originalmente era una cesta normal, de ahí el nombre). Un buen partido podía terminar en 12-10.

Como digo, si los jugadores fuesen gente como yo (que a finales del XIX habría sido un tío alto, por lo menos más que el promedio) no hubiera habido problema; pero la cosa es que ahora llegan al aro. Algunos, sin saltar. Eso debería ser considerado como una perversión de las normas del reverendo Naismith, que nos mirará enojado desde el Hall of Fame de la NBA. Por tanto, propongo que la canasta se coloque a 15 pies (457 cm) y el juego recupere su espíritu original. Seguirán teniendo ventaja los altos, pero eso de hacer mates in your face se les terminaría.

Otro ejemplo de deporte mal hecho es el balonmano, deporte cuyo campo reglamentario tiene un área dentro de la cual no puede entrar nadie. Esto servía para evitar masacrar a los porteros, ya que como muy cerca puedes lanzar desde seis metros, que no es mucho, pero es algo. Pero la concepción del espaciotiempo en el balonmano se diseñó mal, ya que el límite de las áreas no lo marca la vertical de las líneas (como en el fútbol o en cualquier ordenamiento civilizado de límites rústicos y urbanos), y por ello se considera que un jugador no invade el extranjero mientras está en el aire, partiendo desde su país.

Esta estupidez (también se da en el baloncesto) llevó a que un buen día, a algún tramposillo que leyó la letra pequeña se le ocurrió saltar hacia el portero y lanzar en el aire (o justito al apoyar, que yo creo que lo hacen muchos). Así, los delanteros se plantan justo en los morros del portero, que si tiene la desgracia de parar el balonazo se quedará más jodido que contento. SI HAY UNA RAYA NO SE PASA LA RAYA, JOSDEFRUTA. Por lo tanto, propongo considerar ortogonalmente el área privativa del portero, en el que nadie pueda entrar. Es más, yo pondría una barandilla o una barra de bar o algo así para que quedase bien claro.

Luego hay deportes que ya parten de un concepto erróneo, como el waterpolo**, esto es, EL POLO** EN EL AGUA. A ver, jugar en el agua sin hacer pie ya es peligroso, pero es que el polo SE JUEGA A CABALLO. Así que aquí todo está mal. Propongo una renovación total del juego. El nuevo waterpolo hará honor a su nombre y se jugará sobre flotadores con forma de caballito (el portero con uno de unicornio, si puede ser), que dificultará además las aguadillas; guarrada típica de este juego y que los árbitros no pueden ver bien desde fuera de la piscina.

Para terminar con cosas mal hechas, hablemos del tenis. Y atiendan, que esto que voy a decir se ha planteado en serio por la gente que corruptamente*** dirige este deporte, y tiene que ver con el saque. En este juego postmedieval, exclusivo de la nobleza, la pelota se ponía en juego -noblesse obligue- con un toque normalito, «a cucharilla». Pero con el devenir de los tiempos, el juego se empezó a practicar por burgueses sin escrúpulos que sólo pensaban en ganar, y en 1878 a un tal Myers se le ocurrió eso de sacar lanzando la bola por encima de su cabeza, dejando estupefactos a sus rivales (que ante la imprevisión del reglamento**** no podían protestar). Pronto fue imitado por el resto de jugadores.

Ya a principios del XX, Maurice McLoughlin se hizo famoso por su saque, al que llamaron «cannonball serve», y que le permitía obtener una ventaja decisiva. Poco a poco, el tenis fue jugándose por jugadores cada vez más citius, altius, bestius; las raquetas mejoraron; y en la actualidad el saque es tan decisivo, sobre todo en pistas rápidas, que los especialistas ganan la mayoría de sus puntos con este golpe. Así, un juego pensado para entretenerse un rato con Mme Pompadour peloteando paquí y pallí quedó reducido a un saque, o a lo sumo a eso de saque-volea. Más de una vez la cúpula tenística se ha planteado a) recortar el área de saque o b) eliminar la opción al segundo saque si fallas el primero… pero sería un cambio muy radical que -obvio- perjudicaría a los «cañoneros», en beneficio de otros jugadores.

Y así, además de desaconsejar deportes, este bló solicita que se vuelvan a jugar con el espíritu original de los padres fundadores.

(*) John Naismith nació en Almonte (pero Almonte, Ontario, Canadá, no la de El Rocío) y trabajó en Springfield (Massachusetts, USA, pero no la de los Simpson), sitios frescos; de ahí lo de inventar un juego indoor. Fue capellán, médico, militar y entrenador.

(**) El polo es un juego de las hordas esteparias centroasiáticas, cuyo nombre procede de la palabra PULU, que al parecer podría significar «pelota» o «bola», aunque originalmente se jugaba con las cabezas de los enemigos.

(***) Lo de dirigir corruptamente deportes es algo inherente al cargo cuando en ese deporte se mueve dinero. Incluso, a veces, cuando no se mueve.

(****) En el pádel se prohibe esa aberración, aunque he tenido rivales que interpretan eso de «sacar por debajo de la cintura» dando por hecho que vale llevar el cinturón como Obélix o Julián Muñoz, esto es, a la altura de las tetillas.

Hace unos días, mientras caminábamos por el Paseo del Rastro, me recordaba el Camarada Bakunin que los espartanos lanzaban a los niños tróspidos por el Monte Taigeto para que sólo vivieran los considerados sanos, bellos y normales. Al menos, según el veredicto de una comisión de ancianos que, no nos engañemos, no eran más que un grupo de seres humanos con ciertos aires de nobleza, medio cegatos, prejuiciosos, sobornables y normales, sobre todo muy normales. (Vamos, lo mismo que siguen siendo la mayoría de las comisiones hoy día).

Al hilo de esta conversación, nos observaban las murallas como si asintieran. Sí, siempre lo hacen, porque de todos es sabido que quien calla otorga (ver imagen 1).

Manifestación por la Sanidad Pública en el Paseo del Rastro.

Para quien no haya tenido la inmensa suerte de nacer aquí, se hace saber que esos roquedales de la foto son los toboganes más apreciados por los niños abulenses*. A ver, llegas al mundo, empiezas a sentir la impronta caballeresca y guerrera que tiene la ciudad y ¿qué haces? Pues tirarte por ahí para ver si te matas o eres normal. Si te matas, eres defectuoso, como los pobres bebés espartanos. Si sobrevives, con tus chichones y arañazos, que de esos no te salva nadie, eres un buen abulense, o abulense de bien, o yo qué sé. Y así, a base de ensayo-error, es como se va formando la conocida «normalidad abulense» a lo largo de los siglos. Así que ya lo sabes: si vienes de visita y alguien te pregunta si eres «de Ávila de toda la vida», tú di que sí y sal corriendo. No preguntes.

Grupo de foráneos observando a un señor normal random de Ávila. De Ávila de toda la vida.

Tengo la impresión de que, como ningún niño, que yo sepa, se ha matado en esas piedras del Paseo del Rastro, se ha dado un fenómeno interesante por el que todo abulense cree que LA NORMALIDAD es lo suyo y lo de aquí (y la capital de Europa, el centro del sistema solar y del Universo, si me apuras). Vale, Cucharilla —me diréis—, no te flipes, que eso que dices es sólo una definición de paletismo o de provincianismo y se da en casi todas partes. Que sí… pero que esto es especial, de verdad. ¿Por qué? Sobre todo, porque no lo saben. No voy a caer en el tópico de que las murallas nos marcan carácter, nos aíslan y avanzamos con más dificultad. O —¿qué demoños?— sí que voy a caer. Serán las murallas, serán las cordilleras que la rodean o será el gas radón del granito que se nos mete en las neuronas, pero hay un ente difícil de eliminar que todos llevamos dentro y que nos acompaña allí donde vamos. (—¿De dónde eres? —De Ávila. —Se te nota.). Cuando sales, es cuando detectas que lo llevas ahí. Tomar conciencia es el primer paso y luego es cuestión de tiempo eliminarlo. No hace falta salir mucho para eso, pero tampoco es suficiente aquello de «ir de compras por allí y escaparme a ver un musical por allá porque todo está cerca». Tan cerca y tan lejos. Tampoco sirve el viajar en modo turista. Ayuda un poco, pero no entra en la categoría de «salir de Ávila» porque el ente interior es grande y profundo.

Y todo esto para contaros que casi me había desprendido de la cosa abulense cuando me tocó volver. Se van a cumplir dos años de esto. Y, hete aquí, ya puedo hacer un análisis de lo que ha sido sobrevivir estos meses siendo una completa anormal.

Muchos visitantes a lo largo de la historia han detectado ese aura por el que pareciera que no pasa el tiempo en esta ciudad. Eso puede ser algo lírico y bonito o un choque cultural. Cuando estando fuera, volvía un fin de semana, veía solo lo exótico y lo poético de un modo nostálgico. Porque «es un lugar extraño y trágico» que diría Orson Welles. Era el equivalente a venirdecomprasyaunmusical sin necesidad de relacionarme mucho con el entorno. Decir que Ávila se había quedado en lo medieval era exagerar, así que pensé que, a mi vuelta, me encontraría un lugar más o menos de su tiempo. Y sí, si tenemos en cuenta el tiempo geológico o astronómico, entonces puede que sí lo sea. Porque de su tiempo es, década arriba o, más bien, décadas abajo. Le calculo que va, generalizando, por los años noventa del siglo XX, salvo por algunas personas que delatan el error de continuidad (o fallo de racord). La gente de toda la vida sigue estando ahí. Y los demás. Y los modos de vida. Y la creencia en un mundo que ya no existe.

El grueso de la normalidad te observa, así que no te queda más remedio que rascar en lo que queda de esa niña que sobrevivió a la caída en el Rastro y decir de vez en cuando: «sí, mi tía abuela era fulanita que vivía en la calle tal» (aunque la vi sólo una vez de lejos) y entonces todo va bien, las miradas se relajan y la sospecha se detiene por el momento. Las comisiones de ancianos** a lo espartano se siguen reuniendo para comentar y dilucidar sobre éste o aquél que se sale del patrón. Los lugares de reunión pueden ser la panadería del barrio, un corrillo de vecinos o la cafetería de un centro de trabajo. Están por todas partes. Cualquier virtud queda en segundo plano frente al valor supremo: ser como ellos.

A veces, te cruzas con otros anormales y los reconoces. Da igual que seamos muy diferentes entre nosotros. No necesitamos saludarnos con los dedos juntos de dos en dos para saber lo que nos une: un sentimiento de otredad.

(La foto del señor normal random de Ávila es de Javi Calvo).

*Detalle de un tobogán:

**Donde ancianos quiere decir «aquellos individuos en los que más ha crecido el ente interior y detentan su sabiduría milenaria».