Segunda unidad al 50%

Continuamos con las entradas dedicadas a Santa Teresa con un Pack Descuento. Porque, de la misma manera que a veces, cuando compras el champú, te viene emplastificao tojunto con un botecillo de suavizante de regalo, con la figura anterior (Qué he hecho yo para merecer esto) venía incluido esta otra, formando lo que parece ser un Jrupo Hescultórico. Muy disjunto, por otra parte; comparen vuesas mercedes el estilo más moenno de la anterior escultura, que parece surgir del bloque de piedra inacabado, con este chirimbolo estilo good ol’ days, que lo mismo podría parecer un monumento al leninismo que una pieza dedicada a los 25 años de paz.

Las air jordan postmedievales

He tratado de analizar e interpretar la obra, y es complicado decir algo coherente sobre ella. O incoherente. Vamo a ello. Al principio pensaba que las dos figuras de abajo eran una anunciación, pero en la wiki pone que las 3 figuras son ángeles (enzerio, yo tengo mis dudas). A ver (afoto ut supra) el que sujeta el libro está levitando, lo que ya de por sí da idea de que algún superpoder tiene que tener, pero fíjense bien en la siguiente imagen:

Fiat y no corras

El ángel de abajo -si es que lo es- no levita, es algo duro de oído y no tiene cabello de ángel como los otros (me refiero a los pelos, no al relleno de bayonesas o ensaimadas) y posa la mano en plan «puedo prometer y prometo» sobre un libro que sujeta el ángel levitador; en el libro se lee la siguiente frase: fiat voluntas tua sicut in caelo et in terra, que podríamos traducir como «Tu Fiat es como mi Seat pero en otras tierras». Por lo tanto, tampoco es una anunciación (en ese caso, la frase sería «Fiat mihi secundum verbum tuum«, que es un modelo de Fiat distinto). Podría ser -aquí va mi teoría- la propia Santa Teresa ante un notario, al formalizar el préstamo de la compraventa del coche, por ser importe superior a 30.000 €.

Si seguimos ascendiendo, veremos una posible finalidad de la estatua, y es la de servir de posadero a la fauna abulense. Un bello ejemplar de Passer domesticus nos contempla, altivo y circunspecto:

Gurriato

Para rematar la escultura, el ángel superior está sujetando… o bueno, en realidad no está sujetando, una estrella de cuatro puntas que flota sobre las ondas; es el símbolo de la OTAN, por lo que podría ser el Ángel Exterminador. Y, por cierto, ¿qué son esos brazos dislocados que aparecen trincando la estrella? ¿Las manos invisibles del mercado?

¿Josep Borrell?

Concluyendo, esto no tiene ni pies ni cabeza, pero sabemos que está relacionado de alguna manera con Santa Teresa (lo ponía en el ticket de compra). Está en un rincón algo umbrío, bajo la torre más alta de la muralla y se ha ido cubriendo de verdín por la cosa de las inclemencias, lo que le da un cierto aire de abandono, pareciendo más antiguo de lo que es. Y, lo que es peor, queda eclipsado por las demás figuras que tiene a su alrededor y la gente no se hace selfies delante de él, por lo que, además de un incomprendido, quizá sea el más melancólico de nuestra ciudad.

Segunda entrada consecutiva dedicada a Santa Teresa. Esta se denomina «Qué he hecho yo para merecer esto», y a diferencia de la anterior, su ubicación ya no es al 100% en la plaza de Santa Teresa, existen dudas de si está en esta plaza, o si eso ya es el Paseo del Rastro, o si sigue siendo la Calle San Segundo, o el jardín Rodríguez Almeida. Pero vamos, que está enfrente de la otra.

Si la primera estatua de la Tere, la que corona la palomilla, la muestra un poco extática y agarrando un libro cerrao; en ésta, con su pose, parece preguntar a los cielos «por qué a mí», sin duda, refiriéndose a la dispersión de sus restos. Porque, a pesar de que cuando veía próxima la muerte pidió ser enterrada en cualquier sitio bien tapado, poco le duró el descanso. Para empezar, murió el 4 de octubre de 1582, y fue enterrada al día siguiente, el 15 de octubre. Ni el calendario se portó bien.

Inicialmente fue sepultada donde le pilló la parca, en Alba de Tormes. El obispo de Ávila quiso trasladarla a nuestra ciudad, pero no contaba con que aquella localidad salmantina, si bien de menor rango que su episcopado, era la patria chica del ducado más famoso y jrande de España, y el duque le dijo al obispo que calladito estaba más guapo. Pero lo que no pudo evitar es que empezase el despiece…

Ronda de marcadores, minuto y resultado:

  • El brazo izquierdo y el corazón, en unos relicarios junto al cuerpo incorrupto (o lo que queda), en Alba de Tormes.
  • El pie derecho, parte de la mandíbula superior y del cráneo, y varios dientes están en Santa María della Scala y San Pancracio, Roma.
  • Una mano en Lisboa.
  • El ojo izquierdo y la otra mano (que Franco conservó hasta su muerte), en un convento de Ronda.
  • Tráquea, en Nápoles
  • Clavícula derecha y uno de sus dedos, en Bruselas (Bélgica)
  • Clavícula izquierda, en el convento de San José de Ávila
  • Dedo meñique de la mano izquierda: Iglesia-convento de la Santa (Ávila)
  • Más dedos, en París (Nuestra Señora de Loreto), Sanlúcar de Barrameda, Roma (Convento de Medina Coeli), Sevilla, Gante, Amberes.
  • Una costilla en el Desierto de Sant Angelo (Lombardía)
  • Muelas, dientes y uñas, en Toledo, Santiago de Compostela, Puebla (Méjico), Milán, Nápoles Malagón.
  • Trozos de carne, en los conventos de Carmelitas descalzas de Madrid, Valladolid, Malagón, Salamanca, Segovia. Beas de Segura, Villanueva de la Jara, catedral de Nápoles, basílica de Santa María la Mayor de Roma.
  • Trozos de huesos, en los conventos de carmelitas descalzas de Palencia y Sevilla.

La escultura, para no sufrir el mismo destino, está realizada en pedrusco postmedieval del caro. Y forma parte de un grupo escultórico (al parecer, venía incluido en el precio) que se complementa con un obelisco-chirimbolo que se encuentra detrás, y que detallaremos en el siguiente post.

La palomilla

En estas fechas veraniegas de orgía y desenfreno he dejado programadas algunas entradas para el Street Museum relacionadas con Santa Teresa, una de nuestras patronas (que tenemos varias). Comenzamos por su más alta efigie, una escultura como de un autobús de altura, dedicada conjuntamente a las Jrandezas de Ávila, pero coronada por Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada; incluso por encima de otra de las hojomeneadas, la ya citada en este bló, Isabel de Castilla, en un imperdonable error de protocolo.

Atiende al nombre de «La palomilla», no me pregunten por qué, y es una especie de «paseo de la fama» avant la lettre. En cada uno de los lados figura una relación de famosos abulenses: Santos, Escritores, Políticos y Guerreros (sic). Al parecer, no vale repetir, porque Teresa habría podido estar en todas, sobre todo en la de guerreros (preguntadle -con la ouija- a la Princesa de Éboli). La relación es postmedieval y no se renueva desde la inauguración del monumento, algo a lo que desde este bló animamos; pofavó, que será digno de ver la que se lía para ver quién aparece en alguno de los epígrafes. En la de políticos probablemente haya que establecer categorías por peso, como en el boxeo (y no estoy pensando en nadie en concreto). La de guerreros se completaría con deportistas y cortadores de jamón, que son lo más parecido que tenemos ahora en cuanto a defender nuestra bandera allende los mares.

El monumental monumento se ubica (oj, casualidad) en la Plaza de Santa Teresa (que los abulenses conocemos como «El Grande» o «El Tontódromo»). No está en el centro, aunque sí en su eje central; mirando hacia la muralla (y hacia otra estatua de ella misma, que todavía no podemos desvelar hasta que no aparezca en el bló) y con la Iglesia de San Pedro a sus espaldas. Durante unos 20 años estuvo en el Jardín del Recreo, en el lugar donde ahora podemos admirar la hovra «Jurassic Park«. Se trasladó a aquel parque conjuntamente con un bello templete músico-festivo que también estaba en la plaza de Santa Teresa (y que, en este caso, allí sigue), cuando la plaza se convirtió en un parking vigilado por «El Fórmula», famoso gorrilla abulense que, injustamente, no figura en la relación del monumento, siendo -en su momento- más conocido que la mayoría de ellos.

Tumba

El camarada titular de este bló me ha pedido una explicación al monumento del Street Museum más cercano a su domicilio actual, y esta explicación que le debo se la voy a pagar. Se trata de la Tumba del Quinto Beatle Desconocido.

El cementerio más pequeño de Ávila, y uno de los más pequeños del mundo, está ubicado en la Plaza de Salamanca; lugar en disputa entre las calles Dr. Fleming y Avda de Portugal y que poca gente sabe que es una plaza. Y mucho menos, que es un cementerio. Un cementerio con una sola tumba, con una pradera de como 0,07 Bernabéus, y protegido por algunas coníferas y ciruelos.

Cuando en la época postmedieval comenzaron a aparecer las personas candidatas a la denominación de «El Quinto Beatle«, hubo una auténtica batalla campal por ser considerado el Único Quinto Beatle que dejó innumerables bajas (la mayoría, a manos de Yoko Ono). Uno de ellos fue a dar con sus huesos aquí, y como tal es honrado en este bello sepulcro. Y no, no es Apu Nahasapeemapetilon. Es des-co-no-ci-do. Cuenta la leyenda que algún día se alzará de su sepulcro y explicará el sentido real de la canción Lucy in the sky with diamonds.

La pieza está realizada en Granito Abulense, hábilmente tallado para que parezca antigua, hay quien dice que visigoda, aunque… ya tú sabeh lo que pasa con eso. La tapa se encuentra algo deteriorada como consecuencia del Crack de 1929. Y, lo más importante, hay alguien que le echa migas de pan a los gorriones, alrededor de la tumba, casi todos los días.

Gog y Magog

Alcanzamos con esta entrada la decena de obras del Ávila Street Museum, con un par de figuras que adornan la entrada principal a la Catedral: Gog y Magog. Como se ven desde la calle, pertenecen a nuestro ámbito del Street Museum. Vamos a explicar el origen y leyenda de estas bellas imágenes postmedievales. Y son postmedievales porque, aunque la Catedral sea muy medieval y mucho medieval, éstas figuras no lo son.

Ërase una vez un obispo al que se le puso en las narices trasladar la puerta principal original medieval desde el lado oeste al lado norte. Para que mirase hacia su episcopal palacio; como quien pide que le cambien la bañera por un plato de ducha. Hízose lo que pidió, y ahora esa puerta luce fermosa en el lado norte, pero si la visitáis y sus fijáis bien, veréis que de los 12 apóstoles (6 a cada lado), los dos de fuera ya no están colocados como los demás, porque no entraban en el hueco. Aparte, claro, hubo que hacer una puerta nueva para el lado oeste. Y ya se había terminado la edad media y agotado el presupuesto; por eso el pórtico está rematado con piedra de marca blanca que se deshace (en lugar del Granito Abulense™), la torre derecha está a medias y con una sobrechapuza de ladrillo, uralita y pladur.

Para adornar la nueva puerta, hartos de florituras, se labraron estos dos monstruos bíblicos. ¿Quiénes son Gog y Magog? Gog, el de la izquierda, es el demonio que llegado el fin de los tiempos castigará a los que te envían mensajes de audio por whatsapp cuando estás en el curro. Magog, a la derecha (al que además pusieron la cara de aquel obispo tocapelotas), es el que atizará con su enorme porra a los que no silencian el móvil en el teatro, en especial a uno que el otro día osó contestar en mitad de la obra para decir bajito «que no puedo hablar, que estoy en el teatro» y siguió viendo la representación tan tranquilo. «Le darán la del pulpo, le crujirán los acostillares, le reventarán el móvil y quedará sin datos ni wifi por toda la eternidad.» (Apocalipsis, 65:65). Así sea.

Jimena

La moda también tiene cabida en el Ávila Street Museum. La figura de hoy se denomina «Chica Cosmopolitan Postmedieval», y se ubica en la Calle de San Miguel, cerca de la Plaza de Santa Teresa. No suele ser objeto del turisteo, porque está un poco escondida y a trasmano, a pesar de estar en un lugar muy céntrico. Es una pena; no dejen de visitarla, porque además, esta figura, que fue regalada a la ciudad por una empresaria, seguro que les encandila.

La escultura representa a Jimena Blázquez, chica portada en el Cosmopolitan de marzo de 1107. Jimena (o Ximena) se nos aparece ataviada con un vestido largo de la época, que oculta aunque no disimula sus turgentes curvas, y parece acabar de despojarse de un complemento ideal para ir a las justas y torneos: un sombrero. Y tiene una curiosa leyenda…

Cuenta la historia que Jimena era la alcaldesa de Ávila (cuando ese término únicamente designaba a la esposa del alcalde) durante el belicoso reinado de Aifon VI. Su marido, Fernán López, avisado de la presencia de moros en veraniega aceifa tal que pallí, salió de la ciudad con todos los hombres, con idea de expulsarlos al otro lado de las montañas. Sin embargo, esto era una estratagema, pues el enemigo se presentó tal que paquí, frente a las recién estrenadas murallas de Ávila. Cientos de recios hombres armados frente a unas cuantas mujeres, ancianos y niños…

Las milicias abulenses volvieron apresuradas en cuanto tuvieron noticia de la situación, temiéndose lo peor. Maravillados quedaron, tras comprobar a su llegada que los enemigos eran idos, y la ciudad estaba inexpugnada. Ximena contó a su marido que, bajo su mando, las mujeres se habían subido al adarve de la muralla disfrazadas con lo que encontraron para parecer guerreros, haciendo entrechocar perolas y sartenes para simular ruido de armas, y así hicieron desistir a los sarracenos de intentar un ataque a lo que parecía una ciudad bien defendida.

Fernán y sus hombres se lo creyeron.

Pincho antipalomas

En la entrada de hoy les mostramos uno de los monumentos más desconocidos de Ávila, el dedicado a los pinchos antipalomas, esos cacharros que, colocados en terrazas y azoteas, aportan un plus de fealdad arquitectónica. Bueno, y dificultan algo (no mucho) el posado de tan repelente pajarraco, foco de parásitos y deposiciones corrosivas. Está ubicado en el Pantano de Fuentes Claras, pequeño embalse ubicado en las cercanías de la capital, debajo del antiguo vertedero de basuras.

Cuentan los mayores que antiguamente este engendro echaba chorrazos de agua, que contribuían a oxigenar el charco en el que se ubica, pero quedan pocos abulenses vivos que lo hayan visto funcionar. El hielo, la mierda, y el elevado consumo energético parece que dieron al traste con el mecanismo.

Se intentó sacar cierto rendimiento al oneroso chisme, alquilándolo a los de Juego de Tronos para representar el trono de hierro, pero cuando se presentaron los de HBO para rodar las escenas preliminares fueron atacados por los gansos del Molino de la Losa, muy territoriales. La productora desistió, y como consecuencia del ataque, hubo que prescindir del personaje de Aerys Targaryen y Lord Varys pasó a ser un eunuco.

langarto

La América Precolombina y Postmedieval también tiene su sitio en el Ávila Street Museum. Al final del conocido como Jardín del Recreo o del Dos de Mayo se ubica esta pétrea maravilla denominada «Jurassic Park». El monumento representa un Tyrannosaurux Rex en actitud amenazadora, y fue donado a nuestra ciudad por el Gobierno de Nicaragua, queriendo simbolizar cómo los conquistadores españoles fueron los grandes depredadores  del territorio chorotega. La corporación municipal contestó al embajador con un sincero «¡Viva Honduras!».

Nicaragua no aportó mucha más información sobre la estatua, pero la hemos sometido al rigurosos análisis de nuestros ejpertos. Veamos… La obra es antigua de narices, porque tiene líquenes pegaos en la cabeza. El pedestal bien se ve que salió barato. Algunos afirman que realmente se trataría del dios Cipactli sentado en el retrete, lo que también podría dar otro sentido a la dedicatoria. Otra posibilidad es que la obra sea la única escultura realizada por el poeta Rubén Darío, vinculado a la localidad abulense de Navalsauz. Se trataría de la perdida, aunque citada por algunos biógrafos, «Oh resacón, mi resacón»; lo que, de confirmarse, le otorgaría un valor incalculable. El líquen sobre la cocorota representaría a la absenta, «la musa verde» de pintores y poetas.

Bola Extra 1: La escultura se ubica en el mismo mismito lugar donde estuvo colocado, χρόνια και χρόνια, el Monumento a las Jlorias Abulenses (más conocido por alguna extraña razón como «La Palomilla» ), y que ahora vuelve a estar en la Plaza de Santa Teresa.

Bola Extra 2: En el fondo (inferior derecha) de la afoto se puede ver la antigua y jurásica Estación de Autobuses de Ávila, actualmente sede local de QAnon.

La Isa

Antes de ser una serie de televisión, Isabel fue una reina de Castilla (y más sitios), que demostró su noble carácter desde el mismo comienzo de su reinado: usurpando el trono. Aunque en ejste bló somos (y siempre seremos) leales a la legítima reina, Dª Juana Trastámara Avis, hemos de describir (con gran pesar de nuestro corazón) el busto* de Isabel, que ocupa uno de los lugares más postmedievales de la ciudad: al lado del Torreón del Homenaje (el más alto de la muralla), en el comienzo del Paseo del Rastro desde la Plaza de Santa Teresa.
Lo que sí que hemos de reconocer es que todo lo relativo a la erección de esta obra fue un acierto. En primer lugar, la expresividad de la escultura; el autor ha sabido captar ese carácter imponente que la reina siempre supo mostrar en el ejercicio de su mandato; esa mirada que sin duda dedicó a Enrique IV, a Boabdil y a tantos otros amigos y enemigos. Vamos, que destila malaleche. Que si le pilla al escultor, no le habría dicho eso de «troppo vero»; le habría mandado a su confesor Tomás a que le relajase.

Siguiendo con lo de la erección, véase el simbolismo de su ubicación con fondo vegetal; me faltan las palabras para sintetizar cómo se expresa, diciendo pero sin decir, que Isabel tuvo que desempeñar un oficio en el que se prefiere, en el mismo grado, el varón a la mujer, por el artículo 57. Y qué decir del pedestal, qué hay más abulense que el granito, que aporta altura y firmeza. Recordemos que Isabel nació en Madrigal of the Hightowers, localidad muy abulense y mucho abulense.

And last but not least, la estatua está en el sancta sanctorum del Ávila Street Museum, el lugar con mayor densidad de arte local; un enclave donde Isabel tiene cerca a otras estatuas de insignes abulenses, como Santa Teresa o Santa Teresa (es que hay dos estatuas de Santa Teresa en la Plaza de Santa Teresa).
* La extraña polisemia de la palabra busto en castellano probablemente conduzca a que algunos, los más aficionados a la serie televisiva, estéis pensando en algo como esto. Pues no…

Michelle

Ruben

Hoy, primero de mayo, aprovechamos para incluir otra edición especial del Ávila Street Museum. Se trata de la escultura «Ganarás el pan con el sudor de tu frente», ubicada en el Jardín del Rastro, al lado de la puerta del mismo nombre, en el lienzo sur de las murallas.

El busto muestra la figura de un trabajador postmedieval, probablemente, de los hornos, donde es de suponer que haría bastante calor. Gotas de sudor perlan su frente y púberes canéforas le ofrenden el acanto. Sin duda, con esa gota, el autor quiso representar la dureza del trabajo y reivindicar una mejora de las condiciones laborales. Es de un extraño color azul, el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, lo cual también relaciona esta pieza con los Simpson.

El trabajador contempla desde su privilegiada posición el Valle Amblés y las nieves de la Sierra de la Paramera. No se puede ver en la foto, porque claro, el señor mira pacá y las vistas están pal otro lao. O salía la cara o salían las vistas pero con el cogote. No sé si me explico.